Suele suceder que, cuando un libro (o colección de libros) es adaptado al cine o a la televisión, empiezan a salir fans incondicionales de debajo de las piedras. Parece como si la historia que se narra en la película o serie no existiera hasta ese momento y lo que suele suceder en realidad es que el producto cinematográfico resulta bastante inferior a la obra literaria. Es una lástima que, en la sociedad en la que nos encontramos, la afición por la lectura se esté perdiendo. La gente no descubre historias maravillosas por miedo a abrir un libro. Sin embargo, no voy a dedicarme a hablar acerca de esto. Tal vez otro día.
Todo este rollo me ha venido a la cabeza a raíz del último libro que he leído y he acabado hará unas pocas horas: A Dance With Dragons, de George R.R. Martin. Este libro, publicado el pasado mes de julio, es la quinta parte de la serie de novelas Canción de Hielo y Fuego, de la cual la primera parte, Juego de Tronos, fue adaptada a la televisión hace unos pocos meses (y bastante fielmente debería añadir).
Conocí la existencia de estos libros gracias a una compañera de la universidad y ya desde el primer libro me enamoré de la historia y de sus personajes: Tyrion Lannister, el enano hermano de la reina; Jon Nieve, el bastardo de la casa Stark; su hermana, la pequeña Arya; o la princesa en el exilio, Daenerys Targaryen; son solo algunos de los protagonistas con los que no tardas en encariñarte.
No voy a entrar en spoilers por si alguno de los que leáis esto tenéis interés en echar mano de los libros (o ver las siguientes temporadas de la serie de televisión…). Acerca del argumento tan solo diré, como ya se encarga de hacer el autor en la primera página del libro, que no se trata estrictamente de una continuación de la historia. Este volumen y el anterior, Festín de Cuervos, suceden a la vez en el tiempo, lo único que cada uno narra lo sucedido con unos personajes en concreto. Sin embargo, llega un momento en que A Dance With Dragons alacanza el límite cronológico establecido por su predecesor y continúa narrando la historia, trayendo de vuelta a algunos personajes que ya habían aparecido en el volumen anterior. Tal vez por este hecho podría decir que este quinto libro me ha gustado más que Festín de Cuervos, ya que prácticamente todas las historias narradas han sido las de mis personajes favoritos, mientras que en el cuarto libro tan solo aparecían dos de ellos.
Por si alguno se pregunta porque me he referido al libro con su título original mientras que al resto los he nombrado con el título traducido, se debe a que no he tenido espera a que lo tradujeran y me lo he leído en inglés. La lectura se hace un poco más pesada pero también va bien para no oxidarse después de mucho tiempo sin practicar este idioma. No sé cuándo llegará la traducción, pero de este modo la espera se hará más llevadera.
Ahora tan solo me queda esperar a que se publique la sexta parte, The Winds of Winter, para saber cómo continúa todo. Sin embargo, teniendo en cuenta que entre la publicación de la cuarta y la quinta entrega pasaron casi seis años, creo que la espera va a ser larga…