viernes, 28 de enero de 2011

Postman's Last Stand

Bien es sabido que, en tiempos de crisis económica, el tener un trabajo es algo extremadamente valioso. Por poco que sea el sueldo que recibes a cambio, si te permite sobrellevar algunos de tus gastos mensuales con relativa facilidad ya te puedes considerar un privilegiado. Es por esa razón que, si de la noche a la mañana te ves en la calle, la ausencia de estos ingresos a fin de mes supone un duro mazazo. Y aun lo es más si ves que el tema del despido se está llevando a cabo tras un velo de mentiras y tomaduras de pelo.
Yo soy “sabadero”; o bueno, tal vez sería más correcto decir “era”. Para aquellos que no estéis familiarizados con el término, decir que los sabaderos somos aquellos empleados de Correos que sólo trabajan durante los sábados. Aquellos que nos encargamos de sacarles las castañas del fuego a los carteros de diario dando salida a todas las cartas que se han ido acumulando a lo largo de la semana; los que debemos aguantar las quejas de los vecinos que sólo están en su domicilio los fines de semana debido al mal servicio dado de lunes a viernes; quienes hemos tenido que escuchar en multitud de ocasiones la frase “¿pero es que hay correo los sábados?”
Estos somos nosotros. Una especie en peligro de extinción que gracias a los altos cargos de Correos está destinada a desaparecer.
Seré sincero. Todo el asunto del despido de los sabaderos no me ha venido de nuevo. El rumor de que el 2010 iba a ser el último año en que íbamos a trabajar llevaba circulando durante meses. Como dice el refrán: “cuando el río suena, agua lleva” y con el tiempo lo habíamos llegado a asimilar. No obstante, como no quiero engañar a nadie, he de admitir que en lo más profundo guardaba la esperanza de que todo quedase en eso: rumores.
Hará casi dos meses, llegó el último día de trabajo del año y el jefe de nuestra oficina nos dijo que durante las navidades nos informarían sobre si volveríamos a trabajar o no. Y a partir de ese momento, dio comienzo un largo periodo de incertidumbre que ha llegado hasta el día de hoy y en el que las palabras que más hemos escuchado han sido “Todavía no se sabe nada”.
¿Acaso quieren hacernos creer que a estas alturas, casi dos semanas después del día en que se supone deberíamos habernos reincorporado a los puestos de trabajo, absolutamente nadie en toda la jerarquía de Correos sabe nada sobre nuestro futuro laboral? Venga, ¡por favor!
Me parece de muy poca vergüenza que estén jugando con el destino de muchos trabajadores, la gran mayoría de ellos jóvenes y estudiantes, que en muchos casos dependen para subsistir del sueldo que ganaban trabajando los sábados.
¿Qué es lo que esperan jugando al despiste de esta manera? ¿Que pase el tiempo y no podamos reclamar nada por lo que a todas luces es un despido improcedente en toda regla? ¿No son conscientes de que muchos de nosotros no nos hemos planteado buscar otro trabajo porque estábamos a la espera de lo que desde Correos nos podían decir?
En fin, los sabaderos de mi oficina hemos decidido seguir el ejemplo de muchos otros sabaderos del país y vamos a intentar luchar por lo que es nuestro, llegando hasta los tribunales si es necesario.
No vamos a permitir que años de levantarse los sábados a las seis de la mañana para ir a trabajar y de jornadas desempeñando funciones que no estaban en nuestro contrato acaben en un vergonzoso despido por la puerta de atrás y sin ningún tipo de compensación.
La lucha empieza este sábado a las siete de la mañana.
Y Postman está dispuesto a llegar hasta el final en la que será su última aventura.

¡¡¡NO LES DEIS NADA, ARREBATÁRSELO TODO!!!

miércoles, 26 de enero de 2011

Putas y Videntes

La vida del vago puede llegar a ser realmente agotadora. Levantarse tarde, grandes ingestas de comida basura, absoluta ausencia de ejercicio físico, aislamiento del resto de la sociedad, onanismo, irse a dormir a horas intempestivas,…; estas son sólo algunas de las actividades que un vago de cierto nivel (como es mi caso) tiene en su currículum y, que a la larga, acaban pasando factura tanto física como psicológicamente.
Y es precisamente a causa de una de estas actividades por lo que me he dado cuenta de un gran cambio que se lleva produciendo en la programación de las televisiones desde hace ya algún tiempo. Aviso: Aquí no voy a hablar de la programación en general; cualquier persona con dos dedos de frente ya será consciente que la actual televisión de este país es una completa basura, y que darse de cabezazos contra la pared es una actividad bastante más edificante que perder el tiempo viendo alguno de los programas que emiten.
Entonces os preguntareis: ¿Si dices que no vale la pena ver la televisión, como es que estas al tanto de las cosas que emiten?
La respuesta es sencilla: El ser humano es un animal al que le encanta comerse la mierda producida por otros seres humanos, aunque sepa que es mala. Y yo no soy ninguna excepción a la regla. No me paro a mirar detenidamente los programas, pero no puedo evitar tener puesta la tele de fondo mientras estoy haciendo otras cosas.
En fin, a lo que iba. La costumbre de quedarme levantado hasta tarde me ha permitido ver que, a partir de aproximadamente las dos de la madrugada, todos y cada uno de los canales dan el pistoletazo de salida a la emisión de pseudo-programas de temática clónica. Primero fueron los concursos de poca monta, amañados con un descaro vergonzoso. Y ahora se han puesto de moda los programas cuyo eje central son o la videncia o el “ligoteo”.

"¿Tu futuro económico? Preveo que vas a realizar un gran gasto muy pronto..."
Putas y videntes; lo único que encontrarás pongas el canal que pongas. Y es que estos son los nuevos dueños de la noche: timadores que estafan a los incautos que se deciden a llamar para preguntar lo que les depara el futuro y mujeres ligeras de ropa que se contonean intentando convencerte de que, si llamas al teléfono que te indican, podrás hablar con ellas en persona. Todas estas llamadas a un precio desorbitado, por supuesto.
Putas y videntes; ellos son los sustitutos a aquellas madrugadas de hace años, llenas de reposiciones de series antiguas que tanto nos entretuvieron durante las largas noches de insomnio. Una programación que aun guardo la esperanza de que regrese algún día, cuando los actuales directivos de las cadenas regresen de nuevo al plano infernal del que proceden y las televisiones vuelvan a estar bajo el control de los seres humanos.
Por lo que a mi respecta, ya podrían volver a poner la carta de ajuste.

COME BACK, PLEASE!!!

martes, 25 de enero de 2011

Derechos de Opresor

Y una vez más, se hace oídos sordos a la voz del pueblo.
En un Estado Democrático de Derecho, como se supone que es en el que nos encontramos, los gobernantes tienen el deber de escuchar la voluntad del pueblo y actuar en consecuencia. Sin embargo, nuevamente acaban de demostrarnos que no somos más que meros instrumentos para ellos. Que solo les interesamos para llegar al poder y, que una vez allí, nos desechan como pañuelos de papel usado.
Al fin y al cabo, no existen ni izquierdas ni derechas; solo un baile de mascaras en el que nadie es lo que parece y se mueven al son de la música de la orquesta dirigida por Don Dinero.
Cientos de años por la lucha de nuestros derechos parecen no haber servido para nada cuando ves como los gobernantes actúan con total impunidad, cual reyes absolutistas, haciendo caso omiso a lo que tengamos que decir aquellos que se supone que los hemos elegido.

Me dicen que es la villana de una peli de James Bond y me lo creo...
Y es que, después de que se votara en contra hace apenas unas semanas, la conocida como Ley Sinde, la cual permite el cierre de páginas web con contenido sujeto a derechos de autor, finalmente se va a aplicar. Gracias a los chanchullos entre diferentes partidos políticos, las muestras de rechazo hacia dicha ley llevadas a cabo por toda la red caerán en saco roto y veremos cómo, nuevamente, nuestras libertades se recortan un poco más.
Y yo me pregunto: ¿Por qué tanta avaricia? ¿No es suficiente con el pago de un canon digital, de precios desorbitados por un servicio de internet tercermundista comparado con otros países del mundo o de la tomadura de pelo que supone la compra de música y películas en ediciones vergonzosas a un precio de escándalo? ¿No les basta con extorsionar a bares y comercios, e incluso con desbaratar bodas, por el cobro de unos miserables euros?
Es evidente que la respuesta es no.
Ahora quieren privarnos de la posibilidad de compartir, sin ánimo de lucro, nuestros archivos con el resto del mundo, recortando nuestros derechos una vez más.
Pero bueno, hasta cierto punto les entiendo. Nosotros no compartimos; somos ladrones, piratas, sanguijuelas que nos aprovechamos de la creatividad de otros sin dar nada a cambio y, encima, tenemos la cara dura de insultarles diciendo que los ladrones son ellos. Y eso no lo pueden permitir. No pueden consentir de ninguna de las maneras que sus ya de por si rebosantes carteras pierdan la posibilidad de ingresar un euro más ni de que se cuestione su dignidad y derecho a exprimirnos. Que tengamos problemas para llegar a fin de mes no les preocupa, que haya familias al borde de la ruina debido a una terrible crisis económica no es ningún problema; mientras puedan seguir chupándonos la sangre, estarán contentos. Y todo ello con el beneplácito del Gobierno y el resto de partidos políticos.

Llegará el día en que esto será verdad
En fin, me despido a la espera de ver como se siguen desarrollando los acontecimientos. Pero antes de marcharme me gustaría recordar que, de existir un Infierno, este sería muy grande y en sus círculos destinados a ladrones, estafadores y avariciosos tendrían sitio de sobra y estarían encantados de acoger a todos aquellos políticos españoles, miembros de la SGAE y demás personajillos que tanto asco dan hoy en día y que quieren privarnos de la libertad que a nuestros antepasados tanto les costó conseguir.

¿Quien es el ladrón y quien la víctima?

lunes, 17 de enero de 2011

Cuando los muertos regresan de la tumba

Zombis y vampiros, vampiros y zombis. Últimamente cine, televisión y literatura se encuentran saturados de obras donde estas dos clases de seres de ultratumba gozan de un papel protagonista. Parece ser que cualquier producto en el que aparezcan vampiros o zombis, va a tener el éxito asegurado sea cual sea su calidad (véanse, por ejemplo, auténticos despropósitos surgidos de la mente de algún desequilibrado como Orgullo y Prejuicio y Zombis  o Abraham Lincoln Cazavampiros).
Además, en un intento de atraer a la mayor cantidad de público posible, las clásicas características de estos seres se han visto modificadas hasta un punto en el que rozan la ridiculez. Vampiros metrosexuales que brillan a la luz del sol y se enamoran de mortales adolescentes o zombis veloces que abren puertas, esgrimen armas e incluso saltan muros, son solo algunos de los cambios realizados y que, en mi humilde opinión, restan mucho de su encanto a estos monstruos.
En fin, después de esta pequeña introducción, me gustaría centrarme en los cambios que han sufrido los zombis, ya que durante las últimas semanas he estado viendo varias series y películas de este género y ver la diferencia entre las criaturas que en estas aparecen y los zombis de antaño ha sido lo que me ha llevado a ponerme a escribir.
Ojo, con esto no quiero decir que muchas de las obras actuales del género zombi sean malas. Películas como Amanecer de los Muertos (2004), 28 días después (2002) o Zombieland (2009) y series como The Walking Dead (2010) o Dead Set (2008), son obras de gran calidad y que entretienen mucho (bueno, personalmente no considero que Dead Set sea de gran calidad ni que entretenga mucho, pero es un clarísimo ejemplo de lo que quiero hablar a continuación). Sin embargo, los zombis ahí presentados distan mucho de aquellos que podíamos encontrar en films clásicos como La Noche de los Muertos Vivientes (1968) y que sirvieron para asentar las pautas del género durante décadas.
El típico zombi lento y torpe, aquel engendro zarrapastroso que deambulaba gimiendo por las ciudades devastadas y cuyo peligro se basaba en la superioridad numérica y su extrema voracidad, ha dado paso a auténticos velocistas dignos de ser investigados en el caso Galgo, seres ágiles, incansables y en extremo agresivos que saltan, gritan e incluso algunos son hábiles en el uso de armas. En resumen, siguen siendo muertos vivientes, pero han perdido muchas de las debilidades que les habían convertido en unos monstruos tan “encantadores”.
Es cierto que, en los tiempos que corren, el gran público busca películas repletas de acción y con un ritmo más trepidante, y una cinta donde la amenaza de turno sean unos seres que se caractericen por la torpeza y la lentitud les puede resultar aburrida. No obstante, yo soy de la opinión contraria. Una película de zombis clásicos puede ser tan o más entretenida que una protagonizada por los zombis “dopados” que están de moda en la actualidad. Llamadme anticuado, pero me produce más tensión una horda de centenares de muertos vivientes aguardando en el exterior a que algún humano desprevenido cometa el error de salir de su refugio y se ponga a su alcance, que unos cuantos zombis rabiosos aporreando las puertas y gritando a pleno pulmón para parecer así más peligrosos.
Por eso pido desde aquí que, por favor, no olvidemos a los antiguos zombis. Devolvámosles las infinitas horas de diversión que nos han dado en el pasado poniéndolos en el lugar que se merecen y démosles la oportunidad de entretenernos durante muchos años más.
Amigos, no abandonéis a los zombis. Ellos nunca lo harían… siempre tienen hambre.


martes, 11 de enero de 2011

AVISO PARA NAVEGANTES

En los días que corren, no es nada extraño que todo el mundo tenga voz dentro de Internet.
Ya sea mediante Facebook, Twitter, Tuenti o, como es en el caso que nos ocupa, un blog, la gente ha logrado adquirir la habilidad de decir algo y que esto pueda ser oído en cualquier parte del planeta.  Pero, evidentemente, no todo lo que se dice en la red puede ser interesante.
Podemos encontrar blogs con entradas trabajadas, que nos hablan de temas que despiertan la curiosidad y hacen trabajar a nuestra mente, que nos ayudan a aumentar nuestro conocimiento en mayor o menor medida. Y luego están los blogs que no nos aportan nada en absoluto, que tan sólo son una válvula de escape a los desvaríos de su autor y que, normalmente, el leerlos no constituye nada más que una pérdida de tiempo.
Lamento decirte que lo que ahora estás leyendo es un blog de los del segundo tipo. Lo siento mucho si buscabas otra cosa, ya puedes dejar de leer y olvidarte para siempre de este lugar.
No obstante, si decides darme una oportunidad, tal vez (y repito, tal vez) en alguna ocasión un rayo de lucidez escape de mi perturbada mente, dando lugar a una entrada interesante o que te haga esbozar una sonrisa.
¿Sigues ahí? ¡Excelente! Intentaré que la confianza que has depositado en mí no haya sido en vano.
Y bueno, sin nada más que añadir, me despido hasta la próxima entrada.
¡¡¡Un saludo y bienvenido!!!