sábado, 29 de octubre de 2011

Digievolucionando

Cuando estás en un bar bebiendo, surgen temas de conversación que a veces pueden resultar bastante extraños. Pequeñas divergencias de opinión pueden dar lugar a acalorados debates a grito pelado que se alargan durante horas sin que se llegue a un acuerdo. Y esto es precisamente lo que me sucedió ayer por la noche, cuando me vi inmerso en un surrealista debate acerca de la evolución humana.
Todo comenzó mientras hablábamos de temas sobrenaturales al más puro estilo Cuarto Milenio: las líneas de Nazca, las Pirámides, extraños objetos de hace millones de años cuya tecnología se nos antoja imposible para ese momento, etc. No recuerdo muy bien a que vino, pero la cosa se lió en el momento en que yo solté la frase: “La evolución del hombre se ha estancado”.
Esto propició por parte de uno de mis compañeros de mesa una larga diatriba acerca de un reportaje que había visto en el que una mujer exponía las conclusiones del trabajo de toda su vida que, en resumidas cuentas, venían a decir que el ser humano tiene un reloj evolutivo que le hace evolucionar sean cuales sean las condiciones del medio en dirección hacia un destino fijo marcado desde hace millones de años en su ADN. Por mucho que intenté hacerle comprender que había entendido lo que me quería decir pero que era algo imposible de comprobar y en cierto modo bastante absurdo, no hubo manera de impedir que repitiera esta explicación una y otra vez, como un dogma, en respuesta a cualquiera de las cosas que dije.
No creo que mi punto de vista fuese complicado de comprender. Según Darwin la evolución de las especies se lleva a cabo mediante un proceso de selección natural. Aquellas mutaciones que se muestran más aptas a adaptarse al entorno sobreviven a aquellas que no, se reproducen y la especie da un salto evolutivo hacia delante. Mi teoría es que hoy en día, es imposible que esto suceda con el ser humano. Hace miles de años el ser humano era un animal más y debía adaptarse al medio para sobrevivir. Sin embargo, en la actualidad, cuando en vez de adaptarse al medio, adapta el medio a sus propias necesidades, es imposible que se lleve a cabo esta selección natural.
En las antiguas sociedades humanas aquellos que nacían con algún tipo de discapacidad física o mental tenían muy pocas opciones de reproducirse o, directamente, no lo hacían, extinguiéndose en ellos su línea genética. Hoy en día (salvando casos de sociedades indígenas y similares), un ser humano va a sobrevivir sea como sea e, incluso, va a tener descendencia de forma prácticamente asegurada. ¿Qué más  dará que se produzca una mutación que nos haga desaparecer el dedo meñique o las muelas del juicio? La oportunidad de supervivencia de estos individuos será exactamente la misma que la de aquellos que no posean la mutación. Aquellos supuestamente más evolucionados no van a imponerse a los otros. La humanidad no se va a dirigir en una dirección evolutiva uniforme.
No sé, este tema puede dar mucho de sí. Se pueden tener muchas opiniones diferentes al respecto y, por el momento, es muy difícil, si no imposible, poder comprobar si son ciertas o no. En todo caso me cuesta mucho creer eso de que el ser humano tiene un destino evolutivo fijo e inamovible. ¿Acaso somos como los Pokémon? ¿Nos pasará como a Pidgey, que en el nivel 16 se convierte irremediablemente en Pidgeotto? ¿Si nuestro destino es perder los ojos o las orejas, por muchos efectos negativos que tenga sobre nosotros, es inevitable que suceda?
¿Qué opináis vosotros? ¿Digievolucionamos?


martes, 18 de octubre de 2011

Matí universitari

Martes, nueve y veinte de la mañana. Gracias a los magníficos horarios de RENFE llego a clase diez minutos antes de que esta de comienzo; si cojo el tren siguiente ya llego tarde. Entro en la clase desierta y aprovecho este tiempo muerto para comerme el bocadillo que llevo para desayunar e ir encendiendo el netbook.
Accedo al wifi de la facultad (hoy por suerte funciona, no como ayer) y abro el documento de Word donde tengo los apuntes de la asignatura. Història de los Països Europeus I – Catalunya, no puede haber mejor manera de empezar el día…
La clase no tarda mucho en ir llenándose de gente, aunque para la que acostumbra a haber normalmente hoy está bastante vacía. Con un par de minutos de retraso, el profesor entra en el aula y se dirige hacia su mesa. Empieza a trastear con el ordenador y al momento el proyector hace aparecer unas imágenes en la pantalla. Parece que hoy nos va a pasar un documental. Mira por donde al final la clase puede que no esté tan mal.
La Bomba del Liceu, ese es el tema sobre el que va a tratar el documental. Empezamos con diversos planos del interior del Liceu mientras de fondo se escucha a una mujer cantando opera y la cosa sigue con una serie de entrevistas a historiadores, periodistas, etc. Hablan de Santiago Salvador, el autor del atentado, y básicamente lo ponen a parir, definiendo a todos los anarquistas violentos como personas sin interés.
Durante este tiempo la puerta del aula se ha ido abriendo en varias ocasiones para dejar paso a los más rezagados, que se esfuerzan a recorrer los estrechos huecos que dejan las mesas en estas aulas patera para poder encontrar un sitio donde sentarse.
El documental continua, pasando a hablar de puros aspectos técnicos de la opera que se representaba en el Liceu durante el atentado, Guillermo Tell. Después hablan sobre las bombas utilizadas (una de las cuales no llegó a explotar) y sobre las víctimas causadas por la explosión.
El profesor ha dicho que el documental dura más de ochenta minutos, pero llevamos poco más de media hora y ya han hablado de todos los aspectos que me podrían parecer interesantes al respecto de este hecho. ¿Qué van a hacer durante la hora que todavía queda?
Uno de los historiadores hablando de los “hábiles interrogatorios” a los que fueron sometidos algunos de los sospechosos de ser autores del atentado consigue arrancarme una sonrisa. Parece que lo bueno todavía no ha acabado.
Cinco minutos después ya están hablando de la ejecución de Santiago Salvador… Ahora sí que no tengo ni idea de que temas van a seguir tratando durante el tiempo que falta. El tío que tengo sentado al lado no deja de echar vistazos a mi pantalla para ver que es lo que estoy escribiendo. Me esta empezando a poner nervioso.
Finalmente he desconectado. Empiezo a cotillear por Facebook y twitter. El documental se ha convertido en un zumbido de fondo al que no presto atención. Esto me mantiene distraído durante un buen rato. No sé qué he estado haciendo hasta ahora sin el netbook en clase.
No obstante, también llego a cansarme de navegar por internet. Levanto la vista y observo al resto de estudiantes que me acompañan en el aula. Localizo a un par de chicas que están de buen ver y me dedico a desnudarlas mentalmente y a fantasear un poquito. Acabo distrayéndome incluso más que con internet.
Cuando me quiero dar cuenta, el documental está a punto de terminar. Han pasado a una discusión sobre la pena de muerte en una clase de adolescentes charnegos de mentalidad limitada y catalán del Hospitalet. Una buena traca final para acabar la mañana. No he tomado ningún tipo de apuntes en toda la clase.
Voy a ir apagando esto y preparándome para salir del aula. Son casi las once. En teoría tengo una clase más, arqueología, pero como todos los días que he ido he acabado haciendo incluso menos que en este rato que he relatado, me parece que me voy a ir para casa. O al Fnac a cotillear libros y pelis. Lo decidiré sobre la marcha.
Que maravillosa es la vida universitaria…


domingo, 16 de octubre de 2011

Noche de Cine

El conocido Festival de Cine Fantástico de Sitges ha llegado a su fin, y pese a que hoy domingo continúen realizándose algunas proyecciones, ayer se le dio cierre con la gala de clausura y los distintos maratones. Y es por este motivo, ni corto ni perezoso, me dispuse a disfrutar de más de 7 horas ininterrumpidas de cine para despedir como se merece a una de los eventos anuales más importantes de mi localidad.


Empecé con la película que cerraba el festival, la precuela homónima del clásico de terror de John Carpenter “The Thing”. No voy a ocular el hecho de que hasta hace un par de días no había visto la original, tal vez por eso mis opiniones al respecto no sean lo suficientemente consistentes; fui a ver la precuela sin tener todavía muy digerida la cinta original.
El argumento es sencillo: Un grupo de investigadores encuentra una nave alienígena y su ocupante enterrados bajo el hielo de la Antártida. Decidirán desenterrar al extraterrestre para estudiarlo, pero lo que no esperarán es que esté siga vivo y, tras deshacerse de su prisión de hielo, se dedicará a cazarlos con la finalidad de poder escapar de ese lugar tan inhóspito. Y es que esa extraña criatura tiene la habilidad de replicar a los otros organismos, de manera que los supervivientes se verán inmersos en un juego de desconfianza en el cual no podrán fiarse de nadie y en el que su supervivencia estará en juego.
Lo cierto es que se nota que en esta precuela han querido aprovechar los avances en el campo de los efectos digitales, desde las diferentes mutaciones causadas por el organismo alienígena hasta una gigantesca nave espacial enterrada bajo el hielo, los responsables del film han buscado darle una espectacularidad de la cual la cinta original carecía. Habrá quien considere que la película original tiene más encanto puesto que logra crear una sensación de suspense y repulsión en el espectador mediante medios más limitados; tal vez es verdad. Pero por lo que a mí respecta, la nueva ha conseguido provocar en mi las mismas sensaciones y si los avances en el CGI han permitido lucirse más en lo que respecta  a la criatura alienígena, por mi perfecto.
Conclusión: ¡una manera fantástica de empezar la noche!


Una vez acabada esta película, conseguí colarme de nuevo en la sala para poder disfrutar del maratón que se iba a proyectar. Tres películas y un corto que mantendrían a los asistentes en sus butacas hasta primeras horas de la mañana.
La manera de empezar con el maratón fue el corto italiano Il Cavaliere Errante, una cosa rara que relataba como la Muerte perdía su guadaña y debía recuperarla para que la gente pudiese volver a morir. Pese a que, a mi parecer, la intención del director era la de rodar algo serio, lo único que consiguió fue provocar mareas de carcajadas entre el público en diversas ocasiones. Una Muerte que se dedicaba a ir de un lado a otro, recorriendo parajes sacados de documentales de la 2, y gritando de forma ridícula por la pena de haber perdido su querida guadaña o una extraña marioneta que representaba al poeta latino Virgilio y que ejercía de narrador de la cinta son algunas de las ridiculeces que causaron que los asistentes se tomasen a broma el inicio del maratón. Surrealismo en estado puro.


La primera de las películas con cara y ojos del maratón fue lo que hasta poco antes había sido una película sorpresa y resultó ser un film llamado Killer Joe, que hace un rato he visto que está basada en la obra de teatro del mismo nombre. En él nos relatan como una desestructurada familia de Texas contrata a un asesino a sueldo, un detective de policía llamado Joe, para que mate a la madre de familia y así poder cobrar el dinero del seguro. Dado que Joe cobra por adelantado y la familia no dispone de ese dinero, le ofrecen a la pequeña Dottie como fianza hasta que cobren el seguro y le puedan pagar. De este modo, se iniciará una extraña relación entre Joe y Dottie que acabará provocando que las cosas terminen muy mal.
Nos encontramos ante una película bastante dura, llegando a ser desagradable en algunos momentos. Sin embargo, a mí me acabó gustando y el rato que duró se me pasó volando. Una suerte que este film resultase ser la película sorpresa del maratón.


El siguiente film fue la aclamada Juan de los Muertos, una película de zombies realizada en Cuba que mezclaba el género de los muertos vivientes y el humor bastante bien. La historia gira en torno Juan, un cubano que dedica su vida a vaguear y a delinquir por las calles de la Habana y que ve como su mundo se trastoca cuando una epidemia de zombies infesta la isla. No obstante, decide aprovecharse de la situación y junto a sus amigos establece un negocio de exterminación de zombies.
La película no estuvo mal, conseguía arrancar bastantes risas debido a lo surrealista de algunas de las situaciones planteadas. Eso sí, a lo mejor soy yo el raro, pero en más de una ocasión me vi obligado a leer los subtítulos en ingles porque, pese a que la película estaba rodada en castellano, había momentos en que no entendía en absoluto lo que decían. Y, aunque luego  he visto que tan solo dura hora y media, a mí se me hizo un poco larga.


Finalmente el maratón cerró con la española Lobos de Arga, un film que no se si pretendía ser de humor o de terror. Cuenta como Tomás, un escritor de tres al cuarto, llega a un pequeño pueblo perdido en la montaña, Arga, donde había vivido de pequeño, para ser nombrado hijo predilecto de la localidad. Lo que no sabe es que en realidad se trata de un complot urdido por los pueblerinos para poner fin a la maldición del hombre lobo que reina sobre el pueblo y que fue impuesta por una gitana a una de los ancestros de Tomás.
Como bien he dicho, aún no se si esta película se trataba de una comedia o si realmente intentaba ser un film de terror. Situaciones totalmente absurdas, incluso relacionadas con el hombre lobo, destruían totalmente la posible tensión que en algún momento pudiese haber causado la cinta. Alguna risa y no se hizo larga, podría haber sido peor.


En conclusión, la noche estuvo muy bien. Pese a que pueda haber parecido excesivamente crítico con las películas, lo cierto es que yo no voy al cine buscando la exquisitez técnica o argumental. Es más, tratándose de un maratón de diversas películas a altas horas de la noche, con que no me aburra ni me duerma ya cumplen de sobra. Y permanecí despierto y entretenido toda la noche.
Extraterrestres mutantes llenos de colmillos y tentáculos, parcas guadañofílicas, amas de casa feladoras de nuggets, estúpidos cazadores de zombies cubanos, y hombres lobo gallegos enclenques como ellos solos… ¡¡Una manera genial de ponerle fin al festival!!

jueves, 13 de octubre de 2011

Hollow

Cuando empiezas algo en esta vida, normalmente lo haces con ganas, ilusión y esperanzas; sobre todo si es algo que siempre te ha gustado y llamado la atención. Te levantas por las mañanas lleno de energía, dispuesto a afrontar las horas que tienes por delante con interés y dedicación. Sin embargo, hay veces en que todo empieza a torcerse.
Con el paso de los días ves que aquello no es lo que esperabas. Intentas sobrellevar esta decepción diciéndote a ti mismo que es cuestión de acostumbrarse, que no todo puede ser diversión y que hay que tener paciencia. Aguantas estoicamente a la espera de que la situación vuelva a mejorar y todo te parezca tan maravilloso como al principio. Evidentemente, las cosas solo van a peor.
Pierdes absolutamente el interés. Pero en el momento en que te das cuenta de esto, ya ha pasado demasiado tiempo como para enviarlo todo a la mierda y empezar de nuevo con otra cosa. No puedes tirar unos años a la basura, darlos por perdidos. Decides que a estas alturas, pese a que aquello que puedas aprender te la trae al pairo, lo suyo es acabar lo que has empezado y seguir hasta el final.
Ciertamente la constancia es una cualidad muy loable, sí, y los conocimientos nunca están de más. Pero ha llegado un momento en que el hastío causado por hacer una cosa que ya no te gusta y la rabia de ver que estas invirtiendo el tiempo en algo a lo que no le sacaras partido en un futuro hacen que la simple perdida de interés esté a punto de convertirse en odio.
Así es, odio. No creo que tarde mucho en afirmar que odio lo que hago. ¿Me quejo por quejarme? Yo creo que no. Me levanto vacío y me voy a dormir vacío; lo que hay en medio es simplemente aburrimiento y, dentro de poco, odio.