Cuando estás en un bar bebiendo, surgen temas de conversación que a veces pueden resultar bastante extraños. Pequeñas divergencias de opinión pueden dar lugar a acalorados debates a grito pelado que se alargan durante horas sin que se llegue a un acuerdo. Y esto es precisamente lo que me sucedió ayer por la noche, cuando me vi inmerso en un surrealista debate acerca de la evolución humana.
Todo comenzó mientras hablábamos de temas sobrenaturales al más puro estilo Cuarto Milenio: las líneas de Nazca, las Pirámides, extraños objetos de hace millones de años cuya tecnología se nos antoja imposible para ese momento, etc. No recuerdo muy bien a que vino, pero la cosa se lió en el momento en que yo solté la frase: “La evolución del hombre se ha estancado”.
Esto propició por parte de uno de mis compañeros de mesa una larga diatriba acerca de un reportaje que había visto en el que una mujer exponía las conclusiones del trabajo de toda su vida que, en resumidas cuentas, venían a decir que el ser humano tiene un reloj evolutivo que le hace evolucionar sean cuales sean las condiciones del medio en dirección hacia un destino fijo marcado desde hace millones de años en su ADN. Por mucho que intenté hacerle comprender que había entendido lo que me quería decir pero que era algo imposible de comprobar y en cierto modo bastante absurdo, no hubo manera de impedir que repitiera esta explicación una y otra vez, como un dogma, en respuesta a cualquiera de las cosas que dije.
No creo que mi punto de vista fuese complicado de comprender. Según Darwin la evolución de las especies se lleva a cabo mediante un proceso de selección natural. Aquellas mutaciones que se muestran más aptas a adaptarse al entorno sobreviven a aquellas que no, se reproducen y la especie da un salto evolutivo hacia delante. Mi teoría es que hoy en día, es imposible que esto suceda con el ser humano. Hace miles de años el ser humano era un animal más y debía adaptarse al medio para sobrevivir. Sin embargo, en la actualidad, cuando en vez de adaptarse al medio, adapta el medio a sus propias necesidades, es imposible que se lleve a cabo esta selección natural.
En las antiguas sociedades humanas aquellos que nacían con algún tipo de discapacidad física o mental tenían muy pocas opciones de reproducirse o, directamente, no lo hacían, extinguiéndose en ellos su línea genética. Hoy en día (salvando casos de sociedades indígenas y similares), un ser humano va a sobrevivir sea como sea e, incluso, va a tener descendencia de forma prácticamente asegurada. ¿Qué más dará que se produzca una mutación que nos haga desaparecer el dedo meñique o las muelas del juicio? La oportunidad de supervivencia de estos individuos será exactamente la misma que la de aquellos que no posean la mutación. Aquellos supuestamente más evolucionados no van a imponerse a los otros. La humanidad no se va a dirigir en una dirección evolutiva uniforme.
No sé, este tema puede dar mucho de sí. Se pueden tener muchas opiniones diferentes al respecto y, por el momento, es muy difícil, si no imposible, poder comprobar si son ciertas o no. En todo caso me cuesta mucho creer eso de que el ser humano tiene un destino evolutivo fijo e inamovible. ¿Acaso somos como los Pokémon? ¿Nos pasará como a Pidgey, que en el nivel 16 se convierte irremediablemente en Pidgeotto? ¿Si nuestro destino es perder los ojos o las orejas, por muchos efectos negativos que tenga sobre nosotros, es inevitable que suceda?
¿Qué opináis vosotros? ¿Digievolucionamos?