Lo reconozco, soy un cotilla.
Si, no tengo ningún problema en admitirlo; me encanta escuchar las conversaciones ajenas cuando estoy en algún lugar público. Ya sea en el tren, el metro, un bar o el sitio donde espero a alguien con quien he quedado; adoro conectar la parabólica y enterarme de la vida de las personas que hay a mi alrededor.
Supongo que hay gente que me comprenderá y otros que me mirarán con repugnancia ante semejante afrenta a la intimidad de aquellas personas que tengan la mala suerte de cruzarse conmigo. No mintáis, se que a vosotros también os gusta.
¿Acaso jamás habéis escuchado la conversa de otros por el simple hecho de estar aburridos y no tener nada mejor que hacer? ¿No habéis disfrutado del placer que supone poner disimuladamente en pause el mp3 para poder enteraros de todo lo que dice la persona a vuestro lado bajo el amparo de la supuesta música? ¿Nunca habéis sentido la necesidad de dirigirle la palabra a esa persona para saber cómo termina la historia que estaba contando porque tú debes marcharte ya de allí?
Si me decís que no, sinceramente no os voy a creer. Pero si por alguna remota posibilidad fuera verdad que jamás lo habéis hecho, no podría hacer otra cosa a parte de compadeceros. No sabéis lo que os perdéis.
Uno se puede enterar de muchas cosas interesantes escuchando lo que dicen los que hay a su alrededor. Ayer, sin ir más lejos, obtuve un maravilloso resumen de la vida sentimental durante el último año de la chica que estaba sentada en la mesa de al lado del McDonald’s; o ara un par de semanas asistí a una clase magistral de un grupo de personajes que discutían acerca de la posible ubicación de la Atlántida y de que en la Antigua Grecia utilizaban condones de mármol para tener relaciones sexuales.
En fin, si ciertamente hay alguien que nunca ha prestado atención a las conversas ajenas, tan solo puedo recomendarle que la próxima vez que se encuentre en algún lugar público, agudice los oídos y escuche las historias que la gente pueda contarle sin ser consciente de ello.
Y a los que, como yo, habéis practicado alguna vez el sagrado arte del cotilleo os pregunto… ¿Cuál ha sido la conversa más interesante, surrealista o disparatada que vuestras redes han captado?
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Tranquilos, aun no he llegado a estos extremos... |
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