sábado, 31 de diciembre de 2011

Año Nuevo...

31 de diciembre “once again”. Sé que suena tremendamente trillado, pero es verdad eso de que el tiempo pasa volando. Uno no se da cuenta y nuestro pequeño planeta ya ha dado una vuelta alrededor del Sol una vez más. Eres un año más viejo y en muchos casos (el mío incluido) ves ante ti 365 días más en los que no tienes ni idea de que vas a hacer.

Este 2011 ha sido un año lleno de momentos dramáticos: la crisis económica, el terremoto en Japón, los recortes, el auge del PP, la muerte de Amy Winehouse y Steve Jobs, la boda de la Duquesa de Alba…
Pero bueno, no nos pongamos dramáticos. Hoy es un día de celebración, lo imponen los cánones sociales de la actualidad. ¿Y quien soy yo para ir en contra de lo que dictan las normas?

Por si no hemos tenido suficiente estos días pasados, hoy hay que reunirse de nuevo para realizar una cena pantagruélica que nos deje al borde de la indigestión. Después tendremos que intentar comernos las doce uvas de la suerte al ritmo de las campanadas, evitando morir ahogados en el proceso. Y acto seguido es imperativamente necesario salir de fiesta y beber hasta el coma etílico, ya que no hay mejor manera de empezar el año que una resaca de esas que hacen historia. Luego hay otras tradiciones como la de llevar ropa interior roja o beber champán con un anillo de oro en la copa, pero bueno, eso ya queda a elección del consumidor.

Este también es el momento en que la gente se piensa los conocidos como “propósitos de año nuevo”, una serie de objetivos a cumplir durante el año que empieza y que uno sabe perfectamente en el momento de planteárselos que jamás de los jamases va a cumplir. Como yo no puedo ser menos, compartiré con vosotros una lista de algunos de mis propósitos de este año. Si queréis podéis usarlos como inspiración para los vuestros o ponerme a parir por lo absurdo de ellos.
Eso sí, tendréis que esperar hasta mañana. Si la resaca me permite ponerme frente al ordenador, claro…

¡¡FELIZ AÑO NUEVO A TODOS!!


martes, 15 de noviembre de 2011

Dark days are coming

No me gusta la época de elecciones. Desde todos los medios de información nos bombardean incesantemente con los programas, propuestas y cruces de acusaciones de los diferentes partidos políticos. Mentiras sobre mentiras con el único fin de movilizar a las masas aborregadas para que voten, haciéndoles creer que, si salen elegidos, van a acabar con todos los problemas del mundo. Y lo peor de todo es que muchos les creen.
El caso es que las elecciones de este próximo domingo me  gustan menos que ningunas otras. Por mucho que me duela decirlo, está clarísimo que nos encontramos a las puertas de cuatro años de gobierno de la derecha. Esto es a lo que nos lleva el asqueroso bipartidismo. Antiguos votantes de izquierda que, ajenos a la existencia de otros partidos más modestos, se limitan a votar a la otra cara de la moneda, como si esa fuese la única alternativa posible. Y mientras, los “españoles de bien” votando fielmente a su querida, casposa y retrógrada derecha.
La economía está siendo el tema estrella de esta campaña electoral. Sí, es cierto que la cosa está  jodida. Pero oye, que no todo es el dinero en esta vida ni la situación es exclusivamente culpa de los socialistas (por si alguien todavía no lo sabe, la crisis es a nivel mundial). La gente parece que se traga las promesas vacías de los populares, como si Rajoy fuese una especie de rey Midas que convierte en oro todo lo que toca y que caga diamantes si desayuna cereales con fibra, el genio de la lámpara que nos sacara de la crisis con sus poderes mágicos, previo voto, por supuesto. Sin embargo, les importa bien poco que esta gente vaya a intentar (digo intentar porque confió que el pueblo no les va a dejar hacerlo pese a que les hayan votado) cargarse algunos de los avances en derechos y libertades que se han hecho en los últimos años.
Cambios en la ley del aborto ya han sido anunciados, y el señor Rajoy dejó caer un silencio que hablaba por si solo cuando en el debate de la semana pasada se le preguntó acerca de si iba a deslegalizar los matrimonios homosexuales. “Uniones de hecho” dijo que deberían llamarse, pero no matrimonios. Decidme de que planeta viene este tío, por favor. Bueno, este y muchos más. Porque cuando el otro día una persona de mi edad me dijo que veía bien que se aboliesen los matrimonios homosexuales porque, según él, no era algo natural, se me pusieron los ojos como platos. Me cuesta creer que haya gente joven que todavía encuentra las relaciones entre gente del mismo sexo como algo extraño y antinatural. Pero bueno, es fácil pillarlos. Me bastó preguntarle que tenía de natural el matrimonio, ya fuese entre heterosexuales u homosexuales, para que se quedara sin argumentos para contestar. ¿Vosotros habéis visto alguna vez una boda entre dos animales en libertad? Si es así, decidme donde que quiero asistir al enlace.
No sé, ahora creo que ya es tarde y la gente no va a recapacitar. Están ciegos y van a sacrificar libertades por dinero. Bueno no, por promesas de dinero. Unas promesas que dudo mucho que se cumplan ya que este tipo de milagros solo pueden hacerlos los magos y Dios. Y los primeros solo están en los cuentos de hadas y el segundo no existe.

Pero eh, que van a crear empleo…

sábado, 5 de noviembre de 2011

El Trastero 2.0

Últimamente ando escaso de ideas. Las musas me esquivan, se cambian de acera cuando nos cruzamos por la calle, no contestan a mis llamadas ni me devuelven los mensajes que les envío por whatsapp. Es por eso que, mientras no estoy inspirado para escribir (ya sea aquí en el blog o por disfrute personal), pues me dedico a hacer otras cosas.
Una de ellas es el pequeño lavado de cara que acabo de hacerle al blog. Mis habilidades de diseño web son más bien limitadas y seguro que más de uno pondrá en duda mi buen gusto. Sin embargo, estoy bastante contento del resultado. No es perfecto, pero al menos es más resultón que lo que había hasta ahora. Espero que este no sea el último rediseño que el blog sufra, señal de que todavía le queda mucho futuro por delante.
¿A vosotros que os parece? ¿Mejor ahora o antes?

sábado, 29 de octubre de 2011

Digievolucionando

Cuando estás en un bar bebiendo, surgen temas de conversación que a veces pueden resultar bastante extraños. Pequeñas divergencias de opinión pueden dar lugar a acalorados debates a grito pelado que se alargan durante horas sin que se llegue a un acuerdo. Y esto es precisamente lo que me sucedió ayer por la noche, cuando me vi inmerso en un surrealista debate acerca de la evolución humana.
Todo comenzó mientras hablábamos de temas sobrenaturales al más puro estilo Cuarto Milenio: las líneas de Nazca, las Pirámides, extraños objetos de hace millones de años cuya tecnología se nos antoja imposible para ese momento, etc. No recuerdo muy bien a que vino, pero la cosa se lió en el momento en que yo solté la frase: “La evolución del hombre se ha estancado”.
Esto propició por parte de uno de mis compañeros de mesa una larga diatriba acerca de un reportaje que había visto en el que una mujer exponía las conclusiones del trabajo de toda su vida que, en resumidas cuentas, venían a decir que el ser humano tiene un reloj evolutivo que le hace evolucionar sean cuales sean las condiciones del medio en dirección hacia un destino fijo marcado desde hace millones de años en su ADN. Por mucho que intenté hacerle comprender que había entendido lo que me quería decir pero que era algo imposible de comprobar y en cierto modo bastante absurdo, no hubo manera de impedir que repitiera esta explicación una y otra vez, como un dogma, en respuesta a cualquiera de las cosas que dije.
No creo que mi punto de vista fuese complicado de comprender. Según Darwin la evolución de las especies se lleva a cabo mediante un proceso de selección natural. Aquellas mutaciones que se muestran más aptas a adaptarse al entorno sobreviven a aquellas que no, se reproducen y la especie da un salto evolutivo hacia delante. Mi teoría es que hoy en día, es imposible que esto suceda con el ser humano. Hace miles de años el ser humano era un animal más y debía adaptarse al medio para sobrevivir. Sin embargo, en la actualidad, cuando en vez de adaptarse al medio, adapta el medio a sus propias necesidades, es imposible que se lleve a cabo esta selección natural.
En las antiguas sociedades humanas aquellos que nacían con algún tipo de discapacidad física o mental tenían muy pocas opciones de reproducirse o, directamente, no lo hacían, extinguiéndose en ellos su línea genética. Hoy en día (salvando casos de sociedades indígenas y similares), un ser humano va a sobrevivir sea como sea e, incluso, va a tener descendencia de forma prácticamente asegurada. ¿Qué más  dará que se produzca una mutación que nos haga desaparecer el dedo meñique o las muelas del juicio? La oportunidad de supervivencia de estos individuos será exactamente la misma que la de aquellos que no posean la mutación. Aquellos supuestamente más evolucionados no van a imponerse a los otros. La humanidad no se va a dirigir en una dirección evolutiva uniforme.
No sé, este tema puede dar mucho de sí. Se pueden tener muchas opiniones diferentes al respecto y, por el momento, es muy difícil, si no imposible, poder comprobar si son ciertas o no. En todo caso me cuesta mucho creer eso de que el ser humano tiene un destino evolutivo fijo e inamovible. ¿Acaso somos como los Pokémon? ¿Nos pasará como a Pidgey, que en el nivel 16 se convierte irremediablemente en Pidgeotto? ¿Si nuestro destino es perder los ojos o las orejas, por muchos efectos negativos que tenga sobre nosotros, es inevitable que suceda?
¿Qué opináis vosotros? ¿Digievolucionamos?


martes, 18 de octubre de 2011

Matí universitari

Martes, nueve y veinte de la mañana. Gracias a los magníficos horarios de RENFE llego a clase diez minutos antes de que esta de comienzo; si cojo el tren siguiente ya llego tarde. Entro en la clase desierta y aprovecho este tiempo muerto para comerme el bocadillo que llevo para desayunar e ir encendiendo el netbook.
Accedo al wifi de la facultad (hoy por suerte funciona, no como ayer) y abro el documento de Word donde tengo los apuntes de la asignatura. Història de los Països Europeus I – Catalunya, no puede haber mejor manera de empezar el día…
La clase no tarda mucho en ir llenándose de gente, aunque para la que acostumbra a haber normalmente hoy está bastante vacía. Con un par de minutos de retraso, el profesor entra en el aula y se dirige hacia su mesa. Empieza a trastear con el ordenador y al momento el proyector hace aparecer unas imágenes en la pantalla. Parece que hoy nos va a pasar un documental. Mira por donde al final la clase puede que no esté tan mal.
La Bomba del Liceu, ese es el tema sobre el que va a tratar el documental. Empezamos con diversos planos del interior del Liceu mientras de fondo se escucha a una mujer cantando opera y la cosa sigue con una serie de entrevistas a historiadores, periodistas, etc. Hablan de Santiago Salvador, el autor del atentado, y básicamente lo ponen a parir, definiendo a todos los anarquistas violentos como personas sin interés.
Durante este tiempo la puerta del aula se ha ido abriendo en varias ocasiones para dejar paso a los más rezagados, que se esfuerzan a recorrer los estrechos huecos que dejan las mesas en estas aulas patera para poder encontrar un sitio donde sentarse.
El documental continua, pasando a hablar de puros aspectos técnicos de la opera que se representaba en el Liceu durante el atentado, Guillermo Tell. Después hablan sobre las bombas utilizadas (una de las cuales no llegó a explotar) y sobre las víctimas causadas por la explosión.
El profesor ha dicho que el documental dura más de ochenta minutos, pero llevamos poco más de media hora y ya han hablado de todos los aspectos que me podrían parecer interesantes al respecto de este hecho. ¿Qué van a hacer durante la hora que todavía queda?
Uno de los historiadores hablando de los “hábiles interrogatorios” a los que fueron sometidos algunos de los sospechosos de ser autores del atentado consigue arrancarme una sonrisa. Parece que lo bueno todavía no ha acabado.
Cinco minutos después ya están hablando de la ejecución de Santiago Salvador… Ahora sí que no tengo ni idea de que temas van a seguir tratando durante el tiempo que falta. El tío que tengo sentado al lado no deja de echar vistazos a mi pantalla para ver que es lo que estoy escribiendo. Me esta empezando a poner nervioso.
Finalmente he desconectado. Empiezo a cotillear por Facebook y twitter. El documental se ha convertido en un zumbido de fondo al que no presto atención. Esto me mantiene distraído durante un buen rato. No sé qué he estado haciendo hasta ahora sin el netbook en clase.
No obstante, también llego a cansarme de navegar por internet. Levanto la vista y observo al resto de estudiantes que me acompañan en el aula. Localizo a un par de chicas que están de buen ver y me dedico a desnudarlas mentalmente y a fantasear un poquito. Acabo distrayéndome incluso más que con internet.
Cuando me quiero dar cuenta, el documental está a punto de terminar. Han pasado a una discusión sobre la pena de muerte en una clase de adolescentes charnegos de mentalidad limitada y catalán del Hospitalet. Una buena traca final para acabar la mañana. No he tomado ningún tipo de apuntes en toda la clase.
Voy a ir apagando esto y preparándome para salir del aula. Son casi las once. En teoría tengo una clase más, arqueología, pero como todos los días que he ido he acabado haciendo incluso menos que en este rato que he relatado, me parece que me voy a ir para casa. O al Fnac a cotillear libros y pelis. Lo decidiré sobre la marcha.
Que maravillosa es la vida universitaria…


domingo, 16 de octubre de 2011

Noche de Cine

El conocido Festival de Cine Fantástico de Sitges ha llegado a su fin, y pese a que hoy domingo continúen realizándose algunas proyecciones, ayer se le dio cierre con la gala de clausura y los distintos maratones. Y es por este motivo, ni corto ni perezoso, me dispuse a disfrutar de más de 7 horas ininterrumpidas de cine para despedir como se merece a una de los eventos anuales más importantes de mi localidad.


Empecé con la película que cerraba el festival, la precuela homónima del clásico de terror de John Carpenter “The Thing”. No voy a ocular el hecho de que hasta hace un par de días no había visto la original, tal vez por eso mis opiniones al respecto no sean lo suficientemente consistentes; fui a ver la precuela sin tener todavía muy digerida la cinta original.
El argumento es sencillo: Un grupo de investigadores encuentra una nave alienígena y su ocupante enterrados bajo el hielo de la Antártida. Decidirán desenterrar al extraterrestre para estudiarlo, pero lo que no esperarán es que esté siga vivo y, tras deshacerse de su prisión de hielo, se dedicará a cazarlos con la finalidad de poder escapar de ese lugar tan inhóspito. Y es que esa extraña criatura tiene la habilidad de replicar a los otros organismos, de manera que los supervivientes se verán inmersos en un juego de desconfianza en el cual no podrán fiarse de nadie y en el que su supervivencia estará en juego.
Lo cierto es que se nota que en esta precuela han querido aprovechar los avances en el campo de los efectos digitales, desde las diferentes mutaciones causadas por el organismo alienígena hasta una gigantesca nave espacial enterrada bajo el hielo, los responsables del film han buscado darle una espectacularidad de la cual la cinta original carecía. Habrá quien considere que la película original tiene más encanto puesto que logra crear una sensación de suspense y repulsión en el espectador mediante medios más limitados; tal vez es verdad. Pero por lo que a mí respecta, la nueva ha conseguido provocar en mi las mismas sensaciones y si los avances en el CGI han permitido lucirse más en lo que respecta  a la criatura alienígena, por mi perfecto.
Conclusión: ¡una manera fantástica de empezar la noche!


Una vez acabada esta película, conseguí colarme de nuevo en la sala para poder disfrutar del maratón que se iba a proyectar. Tres películas y un corto que mantendrían a los asistentes en sus butacas hasta primeras horas de la mañana.
La manera de empezar con el maratón fue el corto italiano Il Cavaliere Errante, una cosa rara que relataba como la Muerte perdía su guadaña y debía recuperarla para que la gente pudiese volver a morir. Pese a que, a mi parecer, la intención del director era la de rodar algo serio, lo único que consiguió fue provocar mareas de carcajadas entre el público en diversas ocasiones. Una Muerte que se dedicaba a ir de un lado a otro, recorriendo parajes sacados de documentales de la 2, y gritando de forma ridícula por la pena de haber perdido su querida guadaña o una extraña marioneta que representaba al poeta latino Virgilio y que ejercía de narrador de la cinta son algunas de las ridiculeces que causaron que los asistentes se tomasen a broma el inicio del maratón. Surrealismo en estado puro.


La primera de las películas con cara y ojos del maratón fue lo que hasta poco antes había sido una película sorpresa y resultó ser un film llamado Killer Joe, que hace un rato he visto que está basada en la obra de teatro del mismo nombre. En él nos relatan como una desestructurada familia de Texas contrata a un asesino a sueldo, un detective de policía llamado Joe, para que mate a la madre de familia y así poder cobrar el dinero del seguro. Dado que Joe cobra por adelantado y la familia no dispone de ese dinero, le ofrecen a la pequeña Dottie como fianza hasta que cobren el seguro y le puedan pagar. De este modo, se iniciará una extraña relación entre Joe y Dottie que acabará provocando que las cosas terminen muy mal.
Nos encontramos ante una película bastante dura, llegando a ser desagradable en algunos momentos. Sin embargo, a mí me acabó gustando y el rato que duró se me pasó volando. Una suerte que este film resultase ser la película sorpresa del maratón.


El siguiente film fue la aclamada Juan de los Muertos, una película de zombies realizada en Cuba que mezclaba el género de los muertos vivientes y el humor bastante bien. La historia gira en torno Juan, un cubano que dedica su vida a vaguear y a delinquir por las calles de la Habana y que ve como su mundo se trastoca cuando una epidemia de zombies infesta la isla. No obstante, decide aprovecharse de la situación y junto a sus amigos establece un negocio de exterminación de zombies.
La película no estuvo mal, conseguía arrancar bastantes risas debido a lo surrealista de algunas de las situaciones planteadas. Eso sí, a lo mejor soy yo el raro, pero en más de una ocasión me vi obligado a leer los subtítulos en ingles porque, pese a que la película estaba rodada en castellano, había momentos en que no entendía en absoluto lo que decían. Y, aunque luego  he visto que tan solo dura hora y media, a mí se me hizo un poco larga.


Finalmente el maratón cerró con la española Lobos de Arga, un film que no se si pretendía ser de humor o de terror. Cuenta como Tomás, un escritor de tres al cuarto, llega a un pequeño pueblo perdido en la montaña, Arga, donde había vivido de pequeño, para ser nombrado hijo predilecto de la localidad. Lo que no sabe es que en realidad se trata de un complot urdido por los pueblerinos para poner fin a la maldición del hombre lobo que reina sobre el pueblo y que fue impuesta por una gitana a una de los ancestros de Tomás.
Como bien he dicho, aún no se si esta película se trataba de una comedia o si realmente intentaba ser un film de terror. Situaciones totalmente absurdas, incluso relacionadas con el hombre lobo, destruían totalmente la posible tensión que en algún momento pudiese haber causado la cinta. Alguna risa y no se hizo larga, podría haber sido peor.


En conclusión, la noche estuvo muy bien. Pese a que pueda haber parecido excesivamente crítico con las películas, lo cierto es que yo no voy al cine buscando la exquisitez técnica o argumental. Es más, tratándose de un maratón de diversas películas a altas horas de la noche, con que no me aburra ni me duerma ya cumplen de sobra. Y permanecí despierto y entretenido toda la noche.
Extraterrestres mutantes llenos de colmillos y tentáculos, parcas guadañofílicas, amas de casa feladoras de nuggets, estúpidos cazadores de zombies cubanos, y hombres lobo gallegos enclenques como ellos solos… ¡¡Una manera genial de ponerle fin al festival!!

jueves, 13 de octubre de 2011

Hollow

Cuando empiezas algo en esta vida, normalmente lo haces con ganas, ilusión y esperanzas; sobre todo si es algo que siempre te ha gustado y llamado la atención. Te levantas por las mañanas lleno de energía, dispuesto a afrontar las horas que tienes por delante con interés y dedicación. Sin embargo, hay veces en que todo empieza a torcerse.
Con el paso de los días ves que aquello no es lo que esperabas. Intentas sobrellevar esta decepción diciéndote a ti mismo que es cuestión de acostumbrarse, que no todo puede ser diversión y que hay que tener paciencia. Aguantas estoicamente a la espera de que la situación vuelva a mejorar y todo te parezca tan maravilloso como al principio. Evidentemente, las cosas solo van a peor.
Pierdes absolutamente el interés. Pero en el momento en que te das cuenta de esto, ya ha pasado demasiado tiempo como para enviarlo todo a la mierda y empezar de nuevo con otra cosa. No puedes tirar unos años a la basura, darlos por perdidos. Decides que a estas alturas, pese a que aquello que puedas aprender te la trae al pairo, lo suyo es acabar lo que has empezado y seguir hasta el final.
Ciertamente la constancia es una cualidad muy loable, sí, y los conocimientos nunca están de más. Pero ha llegado un momento en que el hastío causado por hacer una cosa que ya no te gusta y la rabia de ver que estas invirtiendo el tiempo en algo a lo que no le sacaras partido en un futuro hacen que la simple perdida de interés esté a punto de convertirse en odio.
Así es, odio. No creo que tarde mucho en afirmar que odio lo que hago. ¿Me quejo por quejarme? Yo creo que no. Me levanto vacío y me voy a dormir vacío; lo que hay en medio es simplemente aburrimiento y, dentro de poco, odio.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Stupidly addicted

Hay veces en las que un vídeo o una canción absurda consiguen activar esa parte de nuestro cerebro que hace que nos volvamos adictos a ellos. Como la droga, necesitamos verlos o escucharlos una y otra vez, hasta la extenuación, y no por ello dejan de tener el mismo encanto que tenían la primera vez.
La ultima de estas adicciones la estoy sufriendo con lo que parece ser un anuncio promocional de Como conocí a vuestra madre, que utiliza imágenes y diálogos del primer capitulo de la séptima temporada para realizar un remix cuanto menos curioso. Aquí podéis verlo:


No se a vosotros, pero a mi me parece descojonante. Es darle al play y verlo una y otra vez; y en cada uno de los visionados me río tanto o mas que en el anterior.
¿Y vosotros? ¿También habéis estado enganchados? ¿Conseguisteis dejar el vicio o aún sufrís la adicción?

Mosbius Designs is failed... :(


martes, 20 de septiembre de 2011

Deus ex machina

La expresión Deus ex machina tiene su origen en las obras de teatro de las antiguas Grecia y Roma, a consecuencia de ciertos momentos en los que un dios descendía sobre el escenario montado en una grúa para resolver una situación muy complicada. En la actualidad, sin seguir una traducción tan literal, dicha expresión se utiliza para hablar de aquellas situaciones en las que en un libro, película, obra de teatro o serie de televisión aparece un elemento que resuelve la trama sin seguir una lógica con el argumento establecido hasta el momento.


Es cierto que hay veces en que algunas historias llegan a enredarse tanto que el introducir uno de estos elementos milagrosos se convierte en la única solución posible. Sin embargo, hay otras en las que se recurre a ellos como salida fácil, llevando la historia en cualquier dirección teniendo la seguridad de que, llegado el momento, aquello que resuelva la situación caerá del cielo.
Considero que el recurrir de manera excesiva a los Deus ex machina es algo que puede llegar a destrozar una historia. Si se llega a un punto en que eres plenamente consciente de que, suceda lo que suceda, la situación va a acabar resolviéndose en el ultimo momento y por arte de magia, el interés que uno pueda tener por aquello que esta leyendo o viendo desaparecerá por completo.
En la novela Misery, de Stephen King, el protagonista , Paul Sheldon, es secuestrado por Annie Wilkes, una fan desquiciada que le obliga a escribir la continuación de su saga de novelas más famosa. Puesto que al final del libro anterior Paul había matado a la protagonista, inicialmente intenta una salida Deus ex machina para traerla de vuelta. Este hecho enfurece enormemente a Annie, que considera que estos eventos son "hacer trampa" y que lo único que consiguen es destruir la historia, y acaba por castigar a su cautivo para que consiga salir de la situación en la que él mismo se había metido al final de la otra novela. Con esto no estoy diciendo que este bien llegar a los extremos de psicopatía de Annie, pero si que tiene algo de razón al sentirse estafada ante este tipo de situaciones. Y más aún si se convierten en una costumbre.
¿Vosotros que opináis?

domingo, 18 de septiembre de 2011

Ex Libris Vol.2 - A Dance With Dragons

Suele suceder que, cuando un libro (o colección de libros) es adaptado al cine o a la televisión, empiezan a salir fans incondicionales de debajo de las piedras. Parece como si la historia que se narra en la película o serie no existiera hasta ese momento y lo que suele suceder en realidad es que el producto cinematográfico resulta bastante inferior a la obra literaria. Es una lástima que, en la sociedad en la que nos encontramos, la afición por la lectura se esté perdiendo. La gente no descubre historias maravillosas por miedo a abrir un libro. Sin embargo, no voy a dedicarme a hablar acerca de esto. Tal vez otro día.
Todo este rollo me ha venido a la cabeza a raíz del último libro que he leído y he acabado hará unas pocas horas: A Dance With Dragons, de George R.R. Martin. Este libro, publicado el pasado mes de julio, es la quinta parte de la serie de novelas Canción de Hielo y Fuego, de la cual la primera parte, Juego de Tronos, fue adaptada a la televisión hace unos pocos meses (y bastante fielmente debería añadir).
Conocí la existencia de estos libros gracias a una compañera de la universidad y ya desde el primer libro me enamoré de la historia y de sus personajes: Tyrion Lannister, el enano hermano de la reina; Jon Nieve, el bastardo de la casa Stark; su hermana, la pequeña Arya; o la princesa en el exilio, Daenerys Targaryen; son solo algunos de los protagonistas con los que no tardas en encariñarte.
No voy a entrar en spoilers por si alguno de los que leáis esto tenéis interés en echar mano de los libros (o ver las siguientes temporadas de la serie de televisión…). Acerca del argumento tan solo diré, como ya se encarga de hacer el autor en la primera página del libro, que no se trata estrictamente de una continuación de la historia. Este volumen y el anterior, Festín de Cuervos, suceden a la vez en el tiempo, lo único que cada uno narra lo sucedido con unos personajes en concreto. Sin embargo, llega un momento en que A Dance With Dragons alacanza el límite cronológico establecido por su predecesor y continúa narrando la historia, trayendo de vuelta a algunos personajes que ya habían aparecido en el volumen anterior. Tal vez por este hecho podría decir que este quinto libro me ha gustado más que Festín de Cuervos, ya que prácticamente todas las historias narradas han sido las de mis personajes favoritos, mientras que en el cuarto libro tan solo aparecían dos de ellos.
Por si alguno se pregunta porque me he referido al libro con su título original mientras que al resto los he nombrado con el título traducido, se debe a que no he tenido espera a que lo tradujeran y me lo he leído en inglés. La lectura se hace un poco más pesada pero también va bien para no oxidarse después de mucho tiempo sin practicar este idioma. No sé cuándo llegará la traducción, pero de este modo la espera se hará más llevadera.
Ahora tan solo me queda esperar a que se publique la sexta parte, The Winds of Winter, para saber cómo continúa todo. Sin embargo, teniendo en cuenta que entre la publicación de la cuarta y la quinta entrega pasaron casi seis años, creo que la espera va a ser larga…


domingo, 11 de septiembre de 2011

Watch 'till you bleed

Setiembre.
El verano llega a su fin. Las playas empiezan a vaciarse, los guiris abandonan las calles de nuestros pueblos y el anuncio de la vuelta al cole del Corte Inglés nos avisa de que se aproxima la hora de regresar a las clases (aunque al menos este año parecen haberse percatado de que se trata de un hecho traumático y no algo con lo que regocijarse, y han decidido prescindir de una vez por todas de aquella horrible cancioncilla con la que llevan torturando a escolares durante muchos años para estas fechas).
E igual que los niños vuelven al cole, las diferentes series regresan a las pantallas de nuestros ordenadores para, durante una temporada más, intentar mantenernos enganchados con las nuevas vivencias de nuestros personajes favoritos. Pero es en este momento cuando más de uno se realizara la fatídica pregunta: ¿Es realmente necesaria una temporada más?


Y es que hay ocasiones en las que una serie llega a alargarse tanto, que las ganas de seguir viendo lo que les sucede a sus protagonistas son inferiores al desánimo que produce el descubrir como el argumento de dicha serie va degenerando más y más hasta convertirse en poco más que una sombra de lo que llegó a ser en algún momento. Los encargados de producir una serie deberían saber cuándo esta llega a un punto de no retorno en el cual, de seguir adelante con ella, está destinada a ir siempre a peor.
Hay casos en los que una serie va teniendo altibajos; una temporada es más buena, la otra no lo es tanto. Sin embargo, hay otras series que llegan a un final de temporada en el que, de darla por finalizada, esta se convertiría en una obra de arte con un final perfecto. Por el contrario, si se decide seguir con ella, pese a que los capítulos no sean malos, siempre se tiene el regusto amargo de que no llegan a la calidad alcanzada en ese momento clave.
Luego ya están aquellas series en que la dignidad se tira directamente a la basura y va degenerando más y más hasta dar vergüenza ajena, pero estos casos ya no se merecen ni que perdamos el tiempo hablando de ellas.
¿Vosotros que opináis? ¿Preferís que una serie dure menos temporadas pero que estas tengan mejor calidad o por el contrario os conformáis con ver a vuestros personajes favoritos por muy estúpida que sea la historia que estos nos cuentan?

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HA LLEGADO AL MÁXIMO DE PALABRAS QUE PUEDE LEER EN ESTE BLOG. ESPERE 45 MINUTOS PARA PODER SEGUIR LEYENDO.

jueves, 28 de julio de 2011

Blitz

Seguro que todos vosotros os habéis encontrado alguna vez en esta situación: Por cualquier motivo (dolor de cabeza, examen al día siguiente, hemorragias menstruales, intoxicación por radiación, etc.) os veis obligados a abandonar a vuestro grupo de amigos a horas tempranas o, directamente, no podéis quedar con ellos; al día siguiente os llegan noticias de que os perdisteis una fiesta colosal, increíble, de aquellas que jamás vuelven a repetirse. Vosotros intentáis mantener el tipo y os comportáis con cierta indiferencia, de cara al público os alegráis de que vuestros amigos se lo pasaran tan bien. Sin embargo, por dentro os corroe la envidia.

Cuidado, que con esto no quiero decir que no os haga gracia que vuestros amigos se lo pasen bien en vuestra ausencia, sino el hecho en sí de haberos perdido una ocasión única y especial. La diferencia entre ambas cosas es pequeña, pero existe, y no quiero que penséis que soy un cabrón que cuando debe quedarse en casa se pasa el tiempo deseando que sus amigos no se diviertan un ápice.

Ciertamente, es normal que esto pueda suceder en alguna ocasión. Las probabilidades de que el día o la noche en que decides ausentarse acaben resultando memorables están ahí. No obstante, cuando este hecho empieza a ser algo habitual, deberíamos preguntarnos qué es lo que sucede.

Si resulta que en cada puñetera ocasión en que nuestros amigos se encuentran sin nosotros los niveles de diversión y desenfreno llegan a límites legendarios habría que empezar a preocuparse. ¿Estamos malditos? ¿Hay alguna extraña fuerza cósmica que conspira en nuestra contra y desea que nos perdamos todos aquellos eventos que queden grabados en la memoria de nuestros camaradas? ¿O tal vez se trata simplemente de un amigo tocapelotas que tiene la extraña afición de exagerar las situaciones, convirtiendo una noche del montón en  una orgía dionisíaca, con el único fin de que nos carcoman los celos?

Expertos de todas partes del mundo se encuentran estudiando este fenómeno a la espera de poder dar con una respuesta al enigma. Por lo que a mí respecta, haré oídos sordos a los comentarios que pueda hacer la gente sobre los eventos a los que me ausento. Porque ya sea cosa de un hechizo, del karma o del gilipollas de turno, nada va a hacer que me arrepienta de las decisiones que tome (ya sean voluntarias o forzadas por elementos externos).

Que les den por culo a todos, yo quiero volver a ser Fornido Rock.


miércoles, 20 de abril de 2011

Nueva década, nuevas reglas

¿Hay alguien ahí? ¿Por algún casual todavía quedan personas que entren en este rinconcito de la red perdido de la mano de dios? Si es así, me alegro.
Hace mucho tiempo desde la última actualización, lo se; pero cuando uno pasa por un periodo de sequía creativa suele ocurrir que no encuentra ninguna idea para escribir. Me diréis que los temas que acostumbro a tratar tampoco necesitan de una especial creatividad ni imaginación, tenéis razón; no obstante, tampoco quiero limitarme a aburriros con mi vida diaria porque, sinceramente, ni a vosotros os interesará ni yo tengo intención de que sepáis de mi mas de lo estrictamente necesario.
En fin, mientras trabajo en un proyecto con el que espero dar un soplo de aire fresco a este blog, intentaré actualizar más a menudo, sin largas pausas como ha ocurrido en esta ocasión.
Y, entrando de una vez en materia, regreso por todo lo alto con un tema por el cual, algunos de vosotros, podríais tildarme de friki o antisocial: ir solo al cine.
Hoy, sin ir mas lejos, estaba aburrido en casa y me he decidido a ir solo al estreno de "Scream 4". Si, soy un sentimental y no me ha importado pagar por ver la nueva entrega de una saga que me ha hecho pasar buenos ratos en el pasado. Lo cierto es que la película ha estado bastante bien, más de lo que esperaba, y os la recomiendo si queréis pasar el rato con una película de terror a la vieja usanza, entretenida y sin pretensiones.
No obstante, este no es el tema a tratar. 
En la actualidad, ir al cine se ha convertido en una práctica social, ya sea con la familia, con amigos o con la novia, lo normal es ir con más gente y no es habitual ver a alguien yendo solo a ver una película.
Yo disfruto acudiendo solo al cine. Me ahorro muchos quebraderos de cabeza que se producen cuando uno va en grupo: no he de ponerme de acuerdo en que película ir a ver, ni que sesión, ni nadie llega tarde y me toca entrar a la sala una vez empezado el film. Llamadme borde, pero si se supone que vas al cine a ver la película, no necesitas a nadie más al lado para realizar tal actividad.
Ojo, no penséis que soy un ermitaño que rehuye el contacto humano. Disfruto también al ir al cine acompañado, no obstante, me parece que ir solo debería ser algo que no extrañase a los demás cuando se lo cuento.
Por eso os digo: id solos al cine algún día; no os comáis la cabeza intentando encontrar a alguien que os acompañe, cuadrando horarios y haciendo malabarismos con la agenda. Simplemente buscad una peli que os interese, comprad la entrada y disfrutad de ella. Ya me contaréis.
¡Un saludo para todos!


lunes, 14 de marzo de 2011

La Fórmula del Éxito

Bueno, bueno, ha pasado más de una semana desde la última actualización. ¿Me echabais de menos? Lo cierto es que estos días no han sido los más idóneos para escribir nada, tanto por falta de ideas como por falta de tiempo. Sin embargo, una vez que el Carnaval ha terminado y se han dejado atrás sus secuelas físicas y psíquicas, llegó la hora de ponerse de nuevo manos a la obra e inundaros con todo aquello que me apetezca contar y vosotros no tengáis el más mínimo interés en escuchar.
Y vuelvo a la carga hablando del mismo tema que en la entrada anterior: el Carnaval.
Quien más y quien menos, ha escuchado hablar alguna vez sobre el Carnaval de Sitges; un pomposo despliegue de carrozas, disfraces y música a todo volumen que, para aquellos que no salen disfrazados en alguna de las muchas collas, puede llegar a hacerse interminable. No nos engañemos, pese a encantarme el Carnaval, algún año que he tenido que ver el espectáculo desde la barrera me he cansado rápidamente de la procesión de carrozas y estoy convencido de que aquellos que habéis vivido esta situación en vuestras carnes estáis de acuerdo conmigo.
En el lado contrario están aquellos que participan en la rua, que se ven sometidos a un extraño fenómeno espacio-temporal que comprime el tiempo de tal manera que las horas que dura todo el recorrido parece que son unos cuantos minutos.
Pero bueno, antes de irme más por las ramas volveré al tema en cuestión que quería tratar. Y es que con el paso de los años, he podido ir comprobando como la temática de los disfraces de la mayoría de las collas ha ido encaminándose cada vez más a lucirse y enseñar carne que a buscar un disfraz original y divertido. Plumas, torsos desnudos, tangas microscópicos… llega el punto en que algunos disfraces parecen copias los unos de los otros a las que solamente se les ha cambiado el color. “¿De qué es tu disfraz? Fantasía de…” con este título se denomina a los diferentes disfraces que recuerdan muy vagamente a aquello en lo que se supone que se inspiran.
Tal ausencia de ropa, me hace pensar que los diseñadores de estos disfraces deben creer que estamos en Rio de Janeiro o en las Canarias, olvidándose que en realidad vivimos en la costa del Mediterráneo y que aquí, en febrero, acostumbra a hacer un frío que te cagas. Ojo, que a mí me parece perfecto ver a mujeres ligeras de ropa, pero bueno para su salud no debe ser (la hipotermia acecha, amigas) y, sin ánimo de ofender, hay quienes no están hechas (o hechos) para llevar según que disfraces.
Pero, por suerte, todavía se pueden encontrar collas que buscan la originalidad y la diversión. Su única pretensión es pasarlo bien y divertirse, nada más. Y pese a que tal vez cuentan con disfraces más sencillos, cumplen con creces su objetivo. Esta es la Fórmula del Éxito.
La verdad, prefiero llevar un disfraz que menos ostentoso pero que sea más divertido  y pueda liarla a gusto (impagable la mezcla entre Batman y violador de este año), que gastarme un dineral en un disfraz sin personalidad y que tenga como único objetivo el lucimiento personal. Sobre todo teniendo en cuenta que no hay tanto que lucir…


jueves, 3 de marzo de 2011

Alabem tots al rei dels poca-soltes!!

¿Cuando cae Carnaval este año? Se trata de una pregunta que todos hemos escuchado alguna vez que otra y es que la movilidad en la fecha  de esta festividad es algo que nos trae de cabeza a más de uno. No obstante, la espera ha llegado a su fin y tras más de un largo año, podemos decir que el carnaval ha vuelto. ¡Ya era hora!
Disfraces, carrozas, comparsas, merengadas, música en las calles y la impunidad para dar rienda suelta a las mayores locuras; todos estos elementos conforman un cóctel explosivo que convierte al carnaval en una de las mejores festividades del año.
Y es que uno, en carnaval, tiene carta blanca para hacer todo aquello que puede estar mal visto durante el resto del año. Mediante el uso de un disfraz, que siempre otorga algo de anonimato y te permite adoptar una personalidad diferente, y la mayor permisividad de la que hace gala la gente, estos días se convierten en una válvula de escape para soltar todo aquello que nos guardamos al no ser bien aceptado socialmente o simplemente porque no nos atrevemos a hacerlo.
Tampoco os asustéis, no tengo pensado matar a nadie ni nada por el estilo. Simplemente, en estas fechas me siento menos cohibido a la hora de hacer el gilipollas en publico. Dejaré que sea mi disfraz el que me lleve a mí y no la inversa. A ver donde acabo...
De modo que, amigos, dejad de lado la vergüenza, los prejuicios y todo aquello que suponga un lastre y preparaos para unos días de diversión, locura y desenfreno. ¡Disfrutad tanto como podáis!

Per Carnaval, tot s’hi val!!!


miércoles, 2 de marzo de 2011

Igualdad de pacotilla

Hace un rato estaba viendo la tele y ha aparecido una noticia que hablaba sobre la prohibición que acababa de imponer la Unión Europea sobre el hecho de tener en cuenta el sexo del conductor a la hora de contratar el seguro de un automóvil. Hasta el momento, las mujeres han gozado de un precio menor al de los hombres, pero a partir del 2012 esto va a dejar de ser así. Gracias a las denuncias de asociaciones de consumidores (originadas en Bélgica me ha parecido escuchar), el precio que pagan las mujeres se equiparará al de los hombres.
Lo cierto es que me ha parecido algo vergonzoso.
Según las estadísticas, las mujeres sufren menos accidentes que los hombres (el típico estereotipo de la mujer inepta al volante parece que es un mito, estimados misóginos) y por ello hasta ahora habían gozado de estos descuentos. ¿Por qué ahora quitárselos? Al igual que se debe pagar más por ser un conductor novel, ya que según otras estadísticas el riesgo de sufrir un siniestro es mayor, veo completamente lógico que si las mujeres suelen accidentarse menos también paguen menos.
Se supone que es todo una cuestión de igualdad.
En un mundo moderno y tolerante como el nuestro, en el que siguen dominando las actitudes machistas, se despide a embarazadas y hay mujeres que cobran un sueldo inferior por el simple hecho de ser mujeres, es inconcebible que aquellas que, según los estudios, se han demostrado como conductoras más prudentes, disfruten de beneficios en el seguro de su vehículo mientras que los hombres debamos pagar más.
No nos dejemos engañar por una cortina de humo como esta y observemos aquello que intentan escondernos. El leitmotiv presente en cada rincón de la sociedad de hoy en día. El único e inimitable Don Dinero.
¿Realmente nos encontramos ante un problema de igualdad? Muy bien. Bajad el precio de los seguros a los hombres para que paguemos lo mismo que las mujeres y listos. ¿Qué pasa, no os parece bien? Vaya por dios… Todo lo que sea ganar más dinero perfecto, pero si es a la inversa la cosa ya no pinta tan bonita.
Generaciones de mujeres que lucharon por sus derechos estarán removiéndose en sus tumbas al ver como aquello por lo que pelearon es utilizado como mera excusa para amasar dinero.
En fin, ante nosotros un nuevo y bochornoso capitulo del culebrón que es nuestra sociedad. Como de costumbre, intentando distraer nuestra atención de sus verdaderos propósitos mediante cuestiones importantes que convierten en simples señuelos que no engañan a nadie.
Hoy le ha tocado a la igualdad de sexos. ¿Qué será lo siguiente?


domingo, 27 de febrero de 2011

1-Up!! Stage 1 - Resident Evil 2

Todo aquel que alguna vez haya jugado a un videojuego reconocerá la expresión “1-Up” como aquella que te indicaba que acababas de ganar una vida extra. Algo que hace unos años encontrabas en todos y cada uno de los videojuegos que había en el mercado se ha convertido ahora en algo relegado a géneros muy concretos, encontrando como máximo exponente el llamado género de “plataformas”. Aún así, pese a seguir existiendo, el hecho de ganar vida extra ha pasado a ser algo meramente anecdótico; desde que empezaron a poder grabarse las partidas, el temor a que el quedarte sin vidas te obligara a empezar el juego desde el principio desapareció para siempre.
En fin, como habréis supuesto, aquí voy a hablar de videojuegos; algo que algunos consideraran como meros pasatiempos pero que yo creo que en los últimos años ha llegado a convertirse en un verdadero arte. Algunos diseñadores de videojuegos han conseguido crear argumentos tan exquisitos que harían morirse de envidia a muchos escritores o cineastas. El videojuego ya no es sólo un entretenimiento, se ha convertido en una nueva manera de narrar historias.
No seguiré un orden cronológico, ni temático, ni nada por el estilo; a medida que los diferentes títulos me vengan a la mente iré escribiendo sobre ellos. No os extrañéis si un día os hablo de un videojuego de Playstation 3 y al siguiente lo hago sobre uno de GameBoy.
Bueno, vamos al lío.
Corría el año 1996 y un joven pero prometedor diseñador japonés llamado Shinji Mikami, que trabajaba en la conocida empresa nipona Capcom (famosa por videojuegos como Street Fighter o Megaman, entre otros), sería el artífice de la idea de la que surgiría Resident Evil (Biohazard en Japón). Una gran saga acababa de nacer y, con ella, el género del Survival Horror.


El éxito de Resident Evil fue arrollador y en 1998 vio la luz su secuela, Resident Evil 2; el que para muchos es la mejor entrega de toda la saga.
Lo cierto es que durante todos estos acontecimientos, me encontraba en la más absoluta inopia. Pese a que Playstation ya llevaba pegando fuerte algunos años, yo todavía seguía anclado en los 16 bits con mi SNES y mi Megadrive. Del primer Resident Evil ni siquiera había oído hablar y de su secuela tan sólo me llegaban retazos de información que escuchaba en conversaciones durante el recreo. Palabras como Liker, Leon, Claire, Birkin o Racoon City no significaban nada para mí, pero a medida que fui consiguiendo detalles más concretos no pude evitar empezar a sentir una irrefrenable curiosidad por probar aquel juego personalmente.
Cuando por fin fui poseedor de una flamante Playstation, no tarde en alquilarlo y comprobé emocionado que superaba con creces las expectativas que me había creado. Pese a no tener una comprensión completa sobre el argumento debido a que no había jugado a la primera parte, este me enganchó de tal manera que no pude parar hasta completar el juego. Ni siquiera el miedo y la tensión ante las situaciones que se me planteaban consiguieron hacerme desistir.
La historia de Resident Evil 2 comenzaba unos pocos meses después del final de la primera parte y nos ponía en la piel de Leon S. Kennedy o de Claire Redfield (hermana de uno de los protagonistas del juego original) que se veían inmersos en el caos de una Raccoon City infestada de zombies y otras criaturas de pesadilla. Con este punto de partida, se iniciaba una desesperada lucha por la supervivencia que llevaría a los protagonistas a enfrentarse al horror con tal de escapar con vida de la ciudad.


La principal novedad en esta secuela, que excepto algunos cambios mantenía una mecánica de juego muy similar a la de su predecesor, es que contaba con dos discos, uno para cada personaje protagonista. Gracias a esto, el jugador podía vivir cuatro historias diferentes dentro del mismo juego. Por ejemplo, si uno decidía jugar su primera partida controlando a Leon, al acabarla y cargar de nuevo podías jugar la historia de Claire, que tenía lugar de forma paralela a la del protagonista masculino. Y en caso de que la primera partida fuese con Claire, la historia de esta y la posterior con Leon serían diferentes. Este hecho permitía alargar considerablemente la vida útil del juego, obligando a superarlo cuatro veces para poder conocer todas las variables posibles dentro de la historia. Lamentablemente, esto no se repitió en entregas posteriores y tan sólo los dos primeros juegos de la saga dieron la opción de escoger protagonista (en Resident Evil podías elegir entre controlar a Chris Redfield o Jill Valentine, pero sus escenarios eran prácticamente iguales y no había la posibilidad de jugar la historia paralela como si ocurría en su secuela).
Ambientación y música se entremezclaban en una harmonía perfecta que te mantenía en tensión durante toda la partida, encontrando tan solo algo de reposo en las diferentes salas para guardar, a salvo de las hordas de zombies y monstruos que querían acabar con nuestras vidas. Escenarios como el de la comisaria quedarán grabados a fuego en el recuerdo de los aficionados al género como algunos de los más perturbadores que han visitado.


Tiempo más tarde pude probar el Resident Evil original y, tras la salida del remake de este para GameCube, la primera entrega se convirtió en mi favorita tanto por argumento, por ambientación y por el carisma que destilaban sus personajes.
Muchas fueron las secuelas que vinieron después, pero con el tiempo la saga ha ido perdiendo fuelle y ha dejado de lado el terror para centrarse en la acción; algo que, personalmente, me parece un completo error.
No obstante, Resident Evil 2 sigue encontrándose en mi lista de mejores juegos de la historia y todavía espero que algún día los señores de Capcom se decidan a lanzar un remake para las consolas actuales, lo que sería una autentica pasada.
Si alguno de vosotros no lo ha probado, le recomiendo que intente hacerlo. Hoy en día hay multitud de emuladores que permiten jugar cómodamente en el pc a antiguos clásicos y este es uno que cualquier aficionado al terror debería probar.
En fin, seguro que me dejo cosas a comentar pero no quiero alargarme más.
¡Hasta la próxima!

¡The entire city is infested with zombies and monsters!


jueves, 24 de febrero de 2011

I want to break free

No me gusta pensar.
No me malinterpretéis; no intento pasarme todo el día en una especie de estado de meditación zen que mantenga mi mente en blanco, nada más lejos de la realidad. No obstante, me gusta mantenerme ocupado con algo que evite que me ponga a pensar en cosas más profundas. Lástima que, tarde o temprano, siempre llega ese momento en que me encuentro a solas conmigo mismo y no puedo evitar dar rienda suelta al dialogo interior.
Y, últimamente, estas reflexiones giran en torno a una gran pregunta: ¿Hacia dónde estoy encarrilando mi vida?
Es triste, y lamentablemente hay mucha gente que se debe sentir igual que yo, pero con 23 años no tengo ni la más mínima idea de que quiero hacer en el futuro. No sé a dónde quiero ir y no puedo quitarme de encima la sensación de que ahora no hago más que perder el tiempo. No tengo trabajo, mis estudios me aburren, la rutina se me antoja como una soga que se va cerrando alrededor de mi cuello lentamente, asfixiándome. Me siento como un pájaro encerrado en una jaula; rogando día y noche para que la puerta de esta se abra y pueda extender las alas y volar en libertad.
Odio pensar.
Sé que no debería darle tantas vueltas a este tema pero, sinceramente, no puedo evitarlo. Es algo que me asalta una y otra vez en cuanto bajo la guardia creyendo que ya lo he dejado atrás.
Podéis decirme que porque no hago nada para poner fin a esta situación, pero es que no se qué solución puede haber. ¿Intentar encontrar algunos estudios que me motiven más? Tengo un lio mental demasiado grande como para decidirme por algo. ¿Huir y empezar de nuevo en otro lugar? Me faltan cojones para hacerlo. ¿Agachar la cabeza y reprimir todas mis preocupaciones? No creo que acabase muy bien…
En fin, no quiero aburriros con mis lamentaciones, pero he pensado que, tal vez, plasmando por escrito aquello que me preocupa consiga desahogarme un poco. De momento, parece que me siento algo mejor.
Intentaré dejar de preocuparme tanto por esto y dedicarme a vivir el momento. Que la vida es demasiado corta y pasa excesivamente rápido como para perder el tiempo inmerso en reflexiones que no hacen más que deprimirte.
Carpe Diem.


jueves, 17 de febrero de 2011

Virgen a los 23

Pues sí, amigos; por inverosímil que parezca, a mis veintitrés años todavía soy virgen…al menos en lo que a viajes al extranjero se refiere. Por diferentes vicisitudes del destino, jamás he salido del país.
Bueno sí, con cinco años fui una semana a Andorra y, oficialmente, se trata de un país diferente, cierto. No obstante, mi memoria no conserva muchos recuerdos de este viaje a excepción de la rata que residía en la habitación del hotel y el terrible dolor de pies que me causaron las botas de esquiar; de modo que considero que no cuenta.
Sin embargo, mañana la cosa cambia.
Mi hermana está estudiando en Holanda y puedo aprovechar que tiene una habitación libre en la casa donde está para acoplarme unos cuantos días y disfrutar de un viaje a bajo precio. Estaré poco tiempo, tan solo cuatro días, y seguramente será poco para visitar todos los sitios de interés que pueden ofrecerme los Países Bajos. No obstante, la emoción por salir por fin al extranjero no me la quita nadie.
Llamadme flipado si queréis.
Conocer nuevos lugares, nueva gente, nuevas culturas; es una experiencia que siempre me ha fascinado y por fin podré sentir en mis propias carnes. Mañana daré el primer paso en un camino que espero me ayude a crecer como persona.
Y, por supuesto, espero que este sea el primero de muchos viajes a diferentes países.
Se despide un niño, volverá un Ale desflorado. Espero que no me duela…
¡Nos vemos dentro de cuatro días!


domingo, 13 de febrero de 2011

¡Hasta la próxima, oh dulce navidad!

Seguramente, más de uno se preguntará a que viene que diga esto a mitad del mes de febrero. Una afirmación puede resultar de lo más extraña, cierto. Pero la verdad es que, para mí, el día de hoy supone el punto y final a las que, posiblemente, han sido las vacaciones de navidad más largas de mi vida.
Cuando se está en el mundo universitario, y más concretamente en la UB (lo siento, amigos de la UPF), uno se acostumbra a que el mes de enero se convierta en una especie de campo de minas, siendo estas últimas los diferentes exámenes que se encuentran dispersos por el calendario. El resto de días se dedican (en teoría) a la preparación de estos exámenes: La biblioteca se convierte en el segundo hogar de muchos de los estudiantes, las fiestas en fin de semana se ven suprimidas o reducidas a su mínima expresión y nos vemos obligados a sumergirnos en hojas y hojas de apuntes. O al menos eso es lo habitual.


Por alguna especie de misterio cósmico, este año la UB ha decidido que las clases no se reanudasen la primera semana de febrero, sino la tercera. Algo que desconocía antes de las vacaciones y que me alegró muchísimo cuando me enteré.
Si a este hecho le sumamos que tan sólo tuve que hacer un examen, que el estudio para él no fue muy intenso y que no volví al trabajo como era habitual cada enero; podría decirse que el periodo que se comprende entre el último día de clase antes de navidad y el día de hoy, que abarca casi dos meses, ha sido como unas larguísimas vacaciones de navidad.
La verdad es que unas vacaciones casi tan largas como las de verano son una auténtica delicia, pero al igual que estas últimas, también tienen sus inconvenientes.
Tanto tiempo de vaguerío dedicado exclusivamente al ocio me ha malacostumbrado y la sola perspectiva de tener que volver a madrugar, de volver a coger el tren y de encerrarme durante horas en un aula, se me presenta como un verdadero trauma.
¿Significa esto que me he dejado seducir en demasía por los placeres de la vida NiNi? Probablemente.
Sin embargo, como soy una persona responsable y trabajadora (o al menos eso procuro aparentar), mañana madrugaré, cogeré mi mochila y mi síndrome postvacacional, me montaré en el tren y me dirigiré de nuevo hacia la rutina.
¡Deseadme suerte!

Y mientras, a contar los muchos días que aún quedan para verano.
Qué asco…


viernes, 11 de febrero de 2011

Amor a 19'95€ la unidad

Como muchos de vosotros habréis comprobado, durante los últimos días nuestros cinco sentidos han estado sufriendo el asalto incesante de multitud de anuncios relacionados con San Valentín: “Si quieres a tu pareja, no puedes pasar sin comprar…”; “Demuéstrale tu amor con…”; y un largo etcétera de eslóganes por el estilo. Prensa, radio, televisión, internet; todos y cada uno de los medios de comunicación parecen empeñados en que no olvidemos que este lunes es San Valentín y hay que celebrarlo gastando la mayor cantidad de dinero posible.
Tal vez, desde mi posición de “soltero de oro”, no soy el más adecuado para hablar sobre como celebrar el “día de los enamorados”; no obstante, considero de pura lógica el que cualquier persona pueda ver que esta festividad se ha convertido en una mera excusa para que los comercios consigan hacer caja a costa de los incautos que pican.
¿Realmente es necesario realizar gastos tan elevados en regalos absurdos? A medida que han ido pasando los años, la variedad de elementos dedicados especialmente para esta festividad llega ya a rozar la locura y a la gente parece encantarle. Sin ir más lejos, ayer mismo vi un anuncio de Telepizza en el que promocionaban una pizza especial San Valentín que tenía forma de corazón. ¡Forma de corazón! ¿A qué mente privilegiada se le ocurrió semejante cosa? Y viendo esto… ¿con que nos sorprenderán en un futuro? ¿Implantes quirúrgicos en el cerebro que nos permitan ver una aureola rosa y escuchar música romántica cuando miremos a la persona amada? ¿Un dispositivo que le permita a esta detener el funcionamiento de tu corazón para dar a entender que este le pertenece? Porque, por supuesto, cuanto más cursi y pastelón sea el regalo, mucho mejor; no vayamos a regalar algo que realmente le sea útil a la persona que recibe el obsequio.
Es más, ¿a qué viene esta especie de obligación que ha impuesto la sociedad a regalar algo en este día en concreto? ¿Acaso si no lo haces es porque no quieres a tu pareja? ¿El amor debe manifestarse con dinero? ¿Tiene un precio?
Personalmente, considero que el amor por alguien lo demuestras a diario, sin necesidad de hacer un regalo en una fecha determinada. Un detalle puntual no debería compensar un año entero de desatención; porque lamentablemente, hay quien tolera un pasotismo a diario ¡pero pobre de ti que te olvides de celebrar la fecha que la sociedad considera que debe celebrarse!
En fin, si alguno de vosotros tiene oportunidad de celebrar San Valentín este lunes, mejor para vosotros. Regaladle algo a vuestra novia o novio, id a cenar a algún sitio bonito y echad un polvo de los que hacen historia. Eso sí, espero que si hacéis alguna de estas cosas, lo hagáis porque realmente os salen del alma y no porque un cartel de color rosa en la puerta de algún centro comercial os haya dicho que ese es el día en el que deben hacerse. Y por supuesto confío en que estos eventos no sean un hecho aislado y que se repitan en multitud de ocasiones a lo largo del año.
No os dejéis embaucar por convencionalismos ni permitáis que las grandes empresas hagan el agosto a costa de vuestros sentimientos.
No me seáis borregos.


jueves, 10 de febrero de 2011

Ex Libris Vol.1 - El Nombre de la Rosa

Ex Libris, en latín “de entre los libros de”, es el título que voy a dar a esta sección del blog en la que hablaré acerca de los libros que vaya leyendo. Como ya viene siendo habitual, os aviso de antemano de que no esperéis encontrar tan sólo obras maestras y grandes clásicos; leo mucha mierda y no voy a hacer distinciones entre bueno y malo a la hora de escribir las entradas. Tampoco esperéis un análisis exhaustivo de cada obra, tan solo hablaré un poco acerca del argumento y daré mis opiniones personales; si buscáis otra cosa, leed a un crítico literario.
En fin, una vez puestos en situación, voy a dar comienzo a la primera de las críticas; una obra que he terminado hoy mismo y que a muchos os resultará conocida: El Nombre de la Rosa, de Umberto Eco.
Ambientada en el siglo XIV, la novela relata la historia del joven novicio benedictino Adso de Melk y de su maestro, fray Guillermo de Baskerville, que llegan a una abadía en el norte de Italia por orden del emperador para ejercer de mediadores en un encuentro entre franciscanos y enviados del papa. Una vez allí, se verán envueltos en una trama de misteriosos asesinatos de monjes, relacionados con los secretos que guarda la biblioteca de la abadía. Guillermo, que posee unas impresionantes capacidades deductivas, iniciará una investigación para encontrar al asesino y poner fin a las muertes.
A grandes rasgos, esta sería la sinopsis de la obra; un argumento muy atractivo a simple vista. ¿Cuál es el problema entonces? Pues la principal debilidad que le he encontrado a esta obra son los grandes altibajos que se producen en el ritmo narrativo. Cuando la trama detectivesca empieza a ponerse interesante se ve interrumpida por interminables páginas de debates teológicos y sobre la estructura de la iglesia del medievo. Con esto no quiero decir que no sea interesante que se hable de dichos elementos, pero en mi opinión el autor se extiende demasiado en ello y hace que la lectura se haga excesivamente tediosa en algunos momentos.
Otro elemento que ha jugado en mi contra a la hora de leer ha sido que ya sabía de antemano el desenlace de la historia, puesto que en clase de literatura de bachillerato la profesora nos lo explicó con pelos y señales (si, los spoilers también existen en el mundo académico). Por esta razón, no he podido disfrutar de la emoción que supone ir desvelando los misterios poco a poco, a medida que los personajes van averiguando que se esconde detrás de los sucesos que tienen lugar en la abadía.
No obstante, debo decir que el libro no me ha dejado mal sabor de boca y se lo recomiendo a todo aquel que quiera leer una aventura detectivesca ubicada en un escenario poco habitual para estas.
Yo, por mi parte, intentaré mirarme la película basada en esta obra y comparar ambas puesto qua todo aquel al que durante estos días le he explicado lo que estaba leyendo, me ha dicho que la película estaba muy bien (cosa habitual en los días que corren: si ya está la película, ¿para qué leerme el libro?).
¡Nos leemos!


viernes, 4 de febrero de 2011

Haciendo amigos

Supongamos que mañana vais a tomaros algo a un bar o cafetería. Da lo mismo si vais solos o acompañados; si pedís un café o un refresco;  si es por la mañana, por la tarde o por la noche. Llegáis, hacéis vuestro pedido, os lo tomáis tranquilamente, pagáis y os marcháis. Hasta ahí todo normal, ¿no? Es algo que, a lo largo de nuestras vidas, hemos realizado tantas veces que hemos perdido la cuenta. ¿Entonces cual es el principal elemento que distingue esta acción de la misma realizada hace poco más de un mes?
Exacto, no sales del local apestando a humo.
La nueva reforma de la Ley Antitabaco, que prohíbe el consumo de tabaco en cualquier local público (con algunas excepciones) y en las proximidades de colegios, hospitales y parques infantiles, ha causado un enorme revuelo en la sociedad. La mayoría de fumadores ha declarado estar en desacuerdo con esta nueva norma y algunos empresarios hosteleros se han mostrado desafiantes, haciendo caso omiso a la ley y permitiendo que se fume en sus negocios.
Tal vez sea porque yo veo el panorama desde los ojos de un no fumador, pero a mí me parece que este tipo de respuesta no es más que una rabieta de niños grandes.
A ver si me explico; por un lado tenemos a los empresarios, que alegan que el prohibir fumar dentro de los bares les hará perder muchas ganancias, ya que los fumadores no irán a consumir al no poder fumar en el interior del establecimiento. Esto dicen que llevará al cierre de negocios y a la pérdida de muchos puestos de trabajo. También se quejan de que muchos realizaron una inversión económica en adaptar zonas para fumadores en sus locales y que el endurecimiento de la ley ha hecho que este gasto haya sido en balde.
Para empezar, tendrían que darse cuenta de que estamos en un país en el cual la vida gira en torno al bar. Dudo mucho que, por el hecho de tener que salir a la puerta a fumarse un pitillo, la gente deje de ir a tomarse algo. En lo que respecta a las pérdidas económicas, no creo que vayan a ser tan grandes como quieren pintárnoslas. En lo referente al dinero invertido en adaptar el local, utilizando la lógica que ellos esgrimen de que los fumadores iban al bar porque se podía fumar, podría decir que las ganancias obtenidas durante el tiempo que los fumadores pudieron seguir consumiendo tabaco habrán sido más que suficientes para recuperar lo gastado en las reformas.
En definitiva, si uno presta atención a las noticias sobre estos hosteleros insurrectos, podrá darse cuenta de que la inmensa mayoría de ellos son propietarios de lo que se conoce normalmente como “bares de petaos”. Tal vez sea verdad que algunos de sus selectos clientes no acudan para tomarse el carajillo mañanero porque no pueden acompañarlo de un buen ducados, pero aquellos que frecuentasen el local porque le venía de camino al trabajo, tened por seguro que seguirán entrando a tomarse su café, se pueda fumar o no.
Por el otro lado encontraríamos a los propios fumadores. Aunque, por suerte, hay quienes tienen dos dedos de frente y encuentran lógico que no se pueda fumar en locales cerrados por respeto a aquellos que no fuman, hay otros que consideran esta ley antitabaco una afrenta a sus derechos fundamentales. Dicen que el no poder fumarse un cigarro mientras se toman algo en el bar es un recorte intolerable a sus libertades. Y en eso no estoy para nada de acuerdo.
Como suele decirse, tu libertad acaba donde empieza la mía, amigo. Y si esta supuesta libertad tuya puede afectar a mi salud, causándome enfermedades por el simple hecho de tragarme tu humo de segunda mano, estoy completamente de acuerdo en que te prohíban fumar en un lugar público. No me vale la demagogia de decir que tienes tanto derecho a fumar como yo a no hacerlo, o de que la ley es injusta para los empresarios que gastaron dinero en adaptar zonas para fumadores en los locales. Para mí son sólo excusas baratas para poder seguir con tu adicción al tabaco.
Mirad las cosas en perspectiva: Nuestra ropa no apestará a tabaco cuando salgamos del bar, se acabó el ser fumadores pasivos por culpa de un desconocido, la salud de los camareros no se resentirá al no pasar sus horas laborales inmersos en una nube de humo, los fumadores fumarán menos y su bolsillo lo notará, algunos incluso se plantearán dejar el vicio. En conclusión, todo son ventajas.
Acabaré la entrada comentando que, tal vez, algún fumador que haya leído esto se pueda haber sentido ofendido con mis palabras. No esperéis que me disculpe. Me reafirmo en todas y cada una de las cosas que he escrito hasta el momento.
Os avisé en el titulo: Siempre estoy haciendo amigos.